Esta semana la muerte del pequeño Borja López, de casi tres años, dejó a todo el país impactado. La parvularia Eugenia Riffo, lo fue a buscar a su casa para llevárselo al jardín infantil Mandarino en Huechuraba y lo olvidó en el automóvil, lo que provocó su deceso.
La funcionaria quedó en libertad en el día de ayer, mientras se inicia su proceso judicial, y dio declaraciones a la prensa, las que por petición del abogado de la familia del niño, deben ser contrarrestadas a las entregadas a la policía.
"Más allá de las impresiones de la perspectiva emocional, nosotros las analizamos y creemos que hay antecedentes importantes que se deben contrarrestar, dice que hay un olvido, pero hay convergencias no menores", dijo el abogado Alfredo Morgado a Radio Cooperativa.
La parvularia dijo ayer a Canal 13, que antes de apagar el motor del vehículo puso el freno de manos. "Después me bajé y bajé a los cuatro niños. El Borjita, que iba siempre somnoliento porque le estábamos quitando la siesta (...) cuando llegaba al jardín siempre dormía. Muchas veces había que bajarlo haciéndole jugueteo, y siempre lo bajaba después, porque él iba siempre en silla, y bajé a los niños. Los dejé en la reja, toqué el timbre, abrió la reja eléctrica y deje a los niños adentro del jardín".
Al terminar su día, la parvularia sostuvo que se dirigió a guardar las mochilas en el portamaletas, y al ver que no estaba ahí el alzador de Borja, se dio cuenta del olvido. "Me volví loca", dijo.