A seis meses del fatídico terremoto y tsunami que azotó a la ciudad balneario de Constitución, los familiares de las 10 personas que permanecen desaparecidas sienten que las autoridades se han olvidado de ellos. Así lo relata Sandra Contreras, quien todavía tiene a cuatro parientes desaparecidos en las aguas del río Maule y clama por reanudar su búsqueda. "Yo le pido al Presidente Piñera que cumpla su palabra y que no olvide que él mismo nos dijo que la búsqueda no se detendría hasta que apareciera el último de los cuerpos, sin embargo, hace ya tres meses que se pararon los trabajos de búsqueda y hoy sólo somos nosotros los que salimos cada día a recorrer la rivera del río por si llegáramos a tener alguna novedad de estos cinco niños y cinco adultos desaparecidos, porque no perdemos la esperanza de encontrar a nuestros seres queridos".
Sandra y su familia han organizado rifas para juntar fondos que le permitan traer a los buzos de Mehuín para que rastreen el fondo del río Maule, porque "acá todos se olvidaron de nosotros, ya nadie nos ayuda en la búsqueda y tenemos una triste sensación de abandono y olvido".
Los familiares y amigos de los desaparecidos trabajan por ahora en la instalación de una cruz de más de tres metros en la Isla Orrego, donde perecieron decenas de personas tras el paso de las tres olas que arrasaron con la rivera del río Maule. Ellos querían instalar la estructura de fierro este 27 de agosto, pero no alcanzaron a terminar la enorme cruz que recordará por siempre la tragedia. Por ahora se tendrán que conformar con la ya tradicional velatón que realizan cada mes, frente a la Isla Orrego, en memoria de las 46 víctimas del tsunami y 48 fallecidos por el terremoto, en Constitución.
En tanto, los miles de damnificados intentan volver a la normalidad en los ocho campamentos instalados en la ciudad. El director regional de Subdere, Luis Verdejo, informa que "el 95% de las personas que viven en aldeas cuentan con una solución sanitaria".
La autoridad agrega que todos ellos tienen energía eléctrica y se trabaja en la construcción de una planta de tratamiento para dar una solución definitiva en la aldea Puertas Verdes, donde residen 180 familias, que por ahora reciben agua potable en camiones aljibes, pero que ya cuentan con módulos con baños, duchas y lavaderos. Sin embargo, la situación no es igual en la aldea La poza 2, a sólo 50 metros del río Maule, donde ocho familias se instalaron sin autorización en un terreno particular y aún no cuentan con baños ni duchas. "Nos hemos tenido que acostumbrar a sacar agua con mangueras desde la casa que está deshabitada y a los dos baños químicos que nos dejaron para las ocho familias, pero es muy difícil vivir así, nos dijeron que en una semana podríamos contar con baños y duchas, pero estamos a la espera de ello", relata la pobladora Victoria Miños, quien vive en una mediagua junto a su esposo, cuatro hijos y dos nietas, una de las cuales estuvo hospitalizada debido a una enfermedad respiratoria. "Queremos salir pronto de aquí, porque sentimos miedo de estar tan cerca del río, además el invierno fue muy duro, pero nadie sabe cuándo podremos tener una solución definitiva, sólo nos dicen que debemos tener paciencia porque falta mucho para que podamos tener nuestra propia casita".
Al respecto, la seremi de vivienda, Clarisa Ayala, indica que "estamos trabajando en proyectos inmobiliarios para que las personas de las aldeas puedan adquirir su vivienda propia en un plazo de dos años. En tanto, ya se han entregado en Constitución, 37 subsidios de reconstrucción a personas de clase media y avanzamos en la solución de tres proyectos serviu, es decir edificios de departamentos que deben ser reconstruidos".
EFECTOS EVIDENTES
En Talca, aún se huele el inconfundible olor del pasado terremoto. Es una mezcla de adobe y ladrillo destruido, que permanece vivo en las construcciones dañadas del centro de la ciudad, incluso en la calle Uno Sur, la principal arteria de la capital regional, donde todavía hay locales comerciales que aún no son reparados. En otros en cambio, se trabaja a toda máquina en su reconstrucción. "Me sorprende la celeridad con que se está poniendo de pié la ciudad, ya podemos ver que se empinan grandes construcciones en el centro de Talca, que es donde se ven más recursos, pero todavía nos cuesta caminar por estas veredas tan dañadas, algunas de ellas con escombros aún", señala Marcelo Celis.
Si se llega a Talca en tren , lo primero que salta a la vista es la deteriorada estación de ferrocarriles, monumento nacional donde se instaló una carpa gigante como sala de espera y boleterías, luego las numerosas mediaguas instaladas en las calles cercanas al centro no se hacen esperar."Es muy triste llegar a Talca y ver todo destruido, da un poco de miedo porque es como si hubiese habido una guerra, ya no están las mismas casas, todo cambió", dice Licarayén Cona, de sólo 12 años, al bajar del tren proveniente desde Santiago.
A cuatro cuadras de la estación, recién comenzaron los trabajos para bajar la enorme torre de la iglesia Corazón de María, cuya inclinación representaba un peligro para los transeúntes y vehículos que pasaban por el lugar. Otros templos siguen esperando a ser demolidos o reparados.
Las tres aldeas instaladas en Talca cuentan con luz, agua potable, baños, duchas e incluso con agua caliente. "La solución sanitaria para los damnificados de Talca alcanza al 100%", asegura el director regional de Subdere, Luis Verdejo.
En tanto la seremi de Vivienda Clarisa Ayala informa que se han entregado 422 subsidios para la reconstrucción, de entre 50 y 250 UF y se diseña un plan de repoblamiento del casco urbano para entregar al menos 100 subsidios de 380 UF , a fin de mantener la identidad de los barrios tradicionales de Talca . Viviendas definitivas no se han construido aún en Talca ni en Constitución.