Los padres de personas desaparecidas en el estado sureño de Guerrero, no vinculadas a los 43 estudiantes cuyo paradero se desconoce desde hace 2 meses, hallaron 10 fosas con restos clandestinos que esperan sean de sus hijos.
En siete de las tumbas había restos óseos y en las restantes ropa con sangre impregnada, según la Unión de Pueblos y Organizaciones de Guerrero (Upoeg), que patrocina esta búsqueda.
Acompañados por representantes de la asociación civil Ciencia Forense Ciudadana, los padres de "los otros desaparecidos", como se les conoce, acudieron en caravana de 15 vehículos y más de 50 personas a Pueblo Viejo, a las afueras de Iguala, donde fueron hallados 28 cadáveres tras la desaparición de 43 estudiantes el 26 de septiembre pasado.
Esos primeros restos no pertenecen a los alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, según los exámenes practicados tanto por forenses de la fiscalía general mexicana como de otro grupo de forenses argentinos.
Ciencia Forense Ciudadana donó 500 pruebas de ADN para identificar cadáveres en la Universidad de Durham, en el Reino Unido.
El sitio donde fueron halladas las fosas "era muy usado" por bandas armadas que acudían a "diario a dejar cuerpos a bordo de camionetas, motos, motonetas, y se veía que traían personas", dijo un miembro del grupo de búsqueda que no fue identificado.