Los hermanos Roberto Irineu, Joao Roberto y Jose Roberto Marinho controlan las sociedades anónimas Organizaciones Globo, el grupo de medios más grande de América Latina, que gracias a programas populares de telenovelas y noticieros dominan la mitad del mercado televisivo brasileño. En conjunto, la familia maneja una fortuna de UD$20.000 millones, según el Índice de multimillonarios de Bloomberg.

El patriarca de la familia Moraes, Antonio Ermirio, dos hermanos y los herederos de su hermano fallecido son dueños del conglomerado Votorantim Participacoes SA, el fabricante más grande de cemento de Brasil. Controlan un patrimonio neto total de US$24.500 millones, según el índice. Contrariamente a Batista, que tiene un patrimonio de US$19.600 millones a través de sus empresas emergentes de productos básicos cotizadas en bolsa, siete multimillonarios Marinho y Moraes nunca han aparecido en la clasificación internacional sobre riqueza.

"Son más ricos que Eike, pero ciertamente no tienen la misma necesidad de publicitarlo", dijo Samy Dana, profesor de economía en Fundacao Getulio Vargas de Sao Paulo. "Son discretos".

Tanto Votorantim como Globo, administradas actualmente por la tercera generación, prosperaron con dictadores así como también con presidentes electos democráticamente, a lo largo de años de auge, recesiones e hiperinflación. En 2006, cuando Batista vendió acciones en la primera de sus empresas interconectadas, las familias Marinho y Moraes eran ya dos de las más ricas del mundo. Desde que la economía de Brasil es una de las siete más grandes del mundo, sus fortunas han crecido.

APROBACION Y DESDEN

La valoración del Índice de multimillonarios de Bloomberg "puede servir de referencia, pero los cálculos son conservadores", dijo Votorantim en un comunicado por correo electrónico el 1 de octubre.

Roberto Irineu Marinho, de 65 años, máximo responsable ejecutivo de Globo, y su hermano Joao Roberto, de 59 años, que es el director editorial de la empresa, tienen un patrimonio de US$6.500 millones cada uno, sobre la base de la participación de 32,3% en el imperio de medios. Con 32%, Jose Roberto, el heredero de 56 años que está a cargo de la filantropía familiar, controla una fortuna de US$6.400 millones. Siete de los hijos varones de los tres hermanos son dueños del resto de Globo.

Globo Comunicacao Participacoes SA, el canal de televisión de los Marinho en Río de Janeiro, acaparó 53% de la audiencia en horario central, según la empresa en un informe de utilidades en marzo. Cuando el mes pasado se emitió el capítulo final de la última telenovela más exitosa, Avenida Brasil, en todo Sao Paulo se oían gritos de aprobación y desdén hacia los personajes. La empresa estableció hace tiempo su proyecto cultural: en 1968, los músicos del Tropicalia Caetano Veloso y Gilberto Gil, que en ese entonces recién comenzaban a hacerse famosos, actuaron en Globo TV.

ESCANDALO POR UN DEBATE

También ha tenido influencia política. En una sección del sitio de Globo en Internet llamado "errores", la empresa dice que no dedicó cobertura suficiente a las protestas populares que reclamaban elecciones presidenciales libres en 1984, cediendo a la presión de la dictadura militar que había tomado el poder dos decenios antes. En definitiva, el congreso de Brasil fue el que eligió al primer presidente no militar desde los Sesenta.

Cuando finalmente se llamó a elecciones libres en 1989, Globo generó un escándalo con su cobertura de un debate entre Fernando Collor, el favorito del momento, y Luiz Inacio Lula da Silva, el líder laborista que ganaría la presidencia en 2002. La empresa dijo que editó el debate de una manera que benefició injustamente a Collor. No obstante, cuando el patriarca de Globo, Roberto Marinho, murió en 2003, el entonces presidente Lula asistió al funeral.

Globo, que también publica las ediciones brasileñas de las revistas Vogue y GQ, declaró ventas por US$4.400 millones, US$1.400 en ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización, US$1.100 millones de ganancias y tenencias netas en efectivo de US$2.600 millones el año pasado, muestran estados financieros publicados. También tiene una participación de 6 por ciento en el operador de TV por cable cotizado en bolsa Net Servicos de Comunicacao SA, valorizado en US$270 millones.

IMPRONTA DIFERENTE

Antonio Ermirio de Moraes, de 84 años, dejó una impronta diferente en Brasil. Con su hermano Ermirio Pereira, de 80 años, y su hermana Maria Helena Moraes Scripilliti, de 82 años, son dueños cada uno de la cuarta parte del conglomerado industrial Votorantim, según presentaciones de documentación ante el organismo regulador de títulos y valores de Brasil. Cada una de esas participaciones tiene un valor de US$6.000 millones, muestra el índice de multimillonarios de Bloomberg. Los hijos de su difunto hermano –el actual presidente Jose Roberto Ermirio de Moraes, Jose Ermirio de Moraes Neto y Neide Helena de Moraes- se dividen el 25 por ciento restante. Cada uno controla una fortuna de US$2.100 millones.

Los orígenes del conglomerado industrial Votorantim se remontan a 1918, cuando el inmigrante portugués Antonio Pereira Ignacio compró una fábrica textil en una ciudad del mismo nombre en el estado de Sao Paulo. Jose Ermirio de Moraes que quedaría al frente del grupo, se incorporó a la empresa en 1924 al casarse con Helena, la hija de Pereira Ignacio. En 1936, Votorantim incursionó en el cemento, que es actualmente su mayor operación. No mucho tiempo después el grupo ingresó en el negocio del aluminio en los años 1950.

Elogiado tanto por presidentes como por colegas multimillonarios, Antonio Ermirio de Moraes es una figura reverenciada en el mundo empresario de Brasil.

Batista, de 56 años, responsable de las empresas emergentes de productos básicos EBX Group Co., vio disminuir su patrimonio 43,1% desde un máximo de US$34.500 millones a fines de marzo. En una entrevista con Bloomberg News realizada anteriormente ese mismo mes, el magnate –que tiene unos 1,1 millones de seguidores en Twitter- dijo que él representa un nuevo "sueño brasileño" del éxito empresario.

"En Brasil, un país con una desigualdad social muy marcada, muchos sienten cierta vergüenza de ostentar su riqueza", dijo Dana, el profesor de la Fundacao Getulio Vargas. "No puede decirse lo mismo de Eike, que parece encantado siendo centro de atención".