Eran 15 que competían en dos bandos: los buenos y los malos. Contaban con una especie de uniforme militar comprado en la ropa americana y con réplicas de armas poco sofisticadas. Tanto así que después de dispararle al enemigo, los jugadores se agachaban y recogían los balines para recargar sus juguetes.

A pesar de que fue "adrenalínico",  la escena que se dio ese día de 2006 en Laguna Verde estaba lejos de parecer una batalla de la Segunda Guerra Mundial, hito que se pretendía recrear en el primer airsoft, o juego extremo de guerra en el país.

De eso ya ha pasado un tiempo y no son 15, sino 3.000 los jugadores en todo el país que se juntan y simulan batallas militares. Sólo en Iquique hay más de 200, en su mayoría jóvenes profesionales, que juegan todos los fines de semana.

Además, los seguidores cuentan con avanzadas réplicas de armas y  con reglamentos y se preparan para la mayor actividad de la disciplina: el Big Game Diamantes de Sangre, que hoy se realiza en Lampa.

Uno de los organizadores del evento, Miguel Hanh (38),  cuenta que habrá dos bandos, de más de 100 personas cada uno, que intentarán apoderarse de "una mina de diamantes africana" dominada por extranjeros corruptos. Y para lograr realismo, cuenta que las piedras preciosas serán remplazadas por prismas y cuarzos.

Además, el realismo se dará por cuatro vehículos militares. También habrá una ambulancia. Serán cuatro misiones y luego habrá una quinta asignación donde 12 nuevos jugadores llegarán en un helicóptero arrendado para apoyar a su equipo.

El técnico Freddy García (34) cuenta que está emocionado por el evento. Añade. además, que empezó a practicar el airsoft en 2006, porque la disciplina daba la posibilidad "de ser el protagonista de la acción", cosa que no ocurre en los juegos de PC.

En tanto, Karin Langer (44), una de las mujeres que están en la comunidad, dice que se interesó luego de que su pololo participara en un juego. Y tanto ha entrenado que hoy será una de las que ayudarán en el asalto a la mina.
Según Miguel, las mujeres son las mejores jugadoras, pues "son más prácticas y osadas. Van al choque". Mientras, los hombres "llevan equipo que ni siquiera van a usar".

LOS LIMITES
Freddy señala que en el airsoft "hay que saber que se trata de un juego y que no es un entrenamiento paramilitar". De hecho, Hanh señala que en el grupo son "claros" en ese punto, "y cuando hay uno medio loquito, lo echamos sin problema".

Agrega que para protegerse cuentan con diversos controles. Primero, una credencial que dice que son jugadores de airsoft. Además, portan una carta oficial que dice que las réplicas no son armas, sino que "juguetes de plástico". Además, notifican a Carabineros de cada una de las actividades que realizan para que nadie ajeno al juego se asuste si los ve entrenando.

Mientras, Carabineros indica que como se trata de "un juego", no se aplica la ley, sobre todo porque se desarrolla en terrenos de privados.