Hace algunas décadas no era extraño oír que la máxima aspiración de un niño o niña fuera visitar el famoso parque de diversiones de Disney, en Estados Unidos.

En Chile las tendencias en entretenimiento han ido cambiando, impulsadas principalmente por el aumento en el ingreso, que ha modificado el uso del tiempo libre, comenta el gerente general de Fantasilandia, Gerardo Arteaga. Dice que este verano notaron una disminución de público, en línea con el aumento de chilenos que en vacaciones optaron por viajar.

Este factor, junto con los altos costos de inversión y operación que requiere el negocio, han hecho desaparecer a varios exponentes de la industria a nivel regional, como el Play Center de Brasil, que fue la inspiración para la creación de Fantasilandia, sostiene.


"Los parques de entretención en Sudamérica han ido desapareciendo (...). En Perú no hay parques, en Brasil hay otro que está agonizando y en Argentina el Parque de la Costa está muerto. Si este negocio fuera una mina de oro, habría otros, pero tampoco se está construyendo ningún parque, el único crecimiento es en Asia", señaló Arteaga.

Fantasilandia invierte alrededor de US$ 2 millones por año. La mayor parte de ese monto es destinada a la adquisición de un nuevo juego anual. La nueva atracción de 2014 demandará US$ 1,4 millones, mientras que los restantes US$ 600.000 se utilizarán en mejoramiento de la infraestructura. "La gente tiende a pensar que Fantasilandia es exitoso porque coloca juegos todos los años. Sería mucho más exitoso comercialmente si no tuviera que poner una atracción todos los años, y lo pudiera hacer cada tres como en los países desarrollados". Sin embargo, no incorporar un nuevo juego podría llegar a costarles la pérdida del 10% de las visitas, detalló.

El parque de diversiones funciona 200 días al año, sujeto a factores de clima, feriados y algunas contingencias, como los procesos electorales.

Anualmente reciben un millón de visitas y se registran cerca de 15.000 jugadas por hora. El parque tiene capacidad máxima de 7.000 personas "lo que significa que hay gente subiendo a un juego cada 20 minutos cuando el parque está lleno", detalló el ejecutivo.

A pesar de las dificultades del mercado, Fantasilandia sigue creciendo, aunque en porcentajes de 1% o 2%. La preocupación es ir mejorando el mix de juegos, que se ha diversificado para poder incuir a los adultos. El área de servicios también ha crecido, entregando una oferta de comida mucho más variada que hace unos años, detalló Arteaga.

Debido al factor climático y de cercanía de la población, no es viable para el parque expandirse a regiones. Si bien el norte podría brindar una oportunidad, las ciudades están muy distantes entre sí, y para operar un parque más pequeño que Fantasilandia, se necesitan al menos cuatro millones de personas, enfatizó el gerente general.

En Santiago tampoco es posible crecer, debido a las limitantes del terreno, por lo que la flexibilidad del negocio la aporta Happyland, con centros de entretenimiento que operan al interior de los malls, tanto en Chile como en el exterior. Además de la venta de entradas, Fantasilandia recibe recursos del área orientada a empresas, con los servicios de fiestas de navidad, eventos, y la preventa de entradas a empresas. En conjunto los servicios corporativos representan el 20% de las ventas del parque de entretenciones.