El camino es estrecho y caluroso. No podía ser menos en la costa colombiana. Atrás quedó una aldea, sus casas regadas con graffitis en apoyo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). De pronto, en medio del sendero, una bandera tricolor deslucida por el sol. Anuncia la llegada a la zona veredal transitoria de La Variante, a una hora en auto del municipio sureño de Tumaco. Más de 300 guerrilleros acordaron desmovilizarse allí.
Entonces, la sorpresa. Donde deberían erigirse las zonas comunes, una recepción, un puesto de salud y los alojamientos de los combatientes, no hay absolutamente nada. Unos 30 operarios se afanan para avanzar la construcción de lo que debía ser una pequeña aldea. Apenas han logrado desbrozar el terreno, construir el almacén para las herramientas y preparar los cimientos de algunas edificaciones.
Para encontrar a los guerrilleros, hay que caminar otros 15 minutos. Se encuentran en un campamento improvisado, construido por ellos mismos. Y están indignados.
"En esta zona habrá un 10% de avance de la obra. Hay un incumplimiento casi total por parte del gobierno respecto a la construcción", comenta "Yesid", el comandante guerrillero a cargo de la zona.
Es un hombre fornido. Mira a los ojos. Ha decidido no presentarse con su uniforme. Aparece con camiseta y boina del "Che" Guevara: "Estamos totalmente hacinados. Este es un pequeño espacio donde estamos más de 250 unidades. Entre ellas madres lactantes y gestantes", reprueba el combatiente.
La Tercera pudo constatar que viven bajo casetas improvisadas revestidas con plásticos, muy similares a las construidas durante las cinco décadas de clandestinidad del grupo guerrillero.
El retraso en la implementación del acuerdo de paz con las Farc está suponiendo un dolor de cabeza para el gobierno de Juan Manuel Santos. La mayoría de las 26 zonas veredales transitorias de desmovilización donde la guerrilla prepara su transición a la vida civil se encuentran en fases tempranas de construcción, 90 días después de la refrendación definitiva del acuerdo de paz.
"Desafortunadamente la estructura del Estado está corroída por la corrupción. Hemos ido notando que hay una cantidad de subcontratos que han ido pasando de mano en mano hasta llegar a gente que realmente no tiene experiencia ni maquinaria para hacerse cargo de esa infraestructura. Esos contratos deben ser investigados", reclama Yesid.
El gobierno alude a problemas logísticos y a la dificultad de operar en un territorio con una orografía tan complicada como la colombiana, con unas carreteras muy básicas en la mayoría del país. "Nos ha tocado intervenir 350 kilómetros de vías", señaló hace unos días el secretario de Presidencia, Luis Guillermo Vélez.
"Aquí ni siquiera tenemos agua potable", apunta la guerrillera Kamila López, otra de los habitantes de La Variante. "Nos abastecen con un carro tanque. Antes usábamos agua del río, pero está contaminado. Hay quemaderos de crudo y todo ese desecho viene al río", apunta.
Tampoco hay baños. Los guerrilleros continúan haciendo sus necesidades en los llamados "chontos", unos huecos en el suelo, como hacían cuando eran un grupo clandestino.
El improvisado campamento se asienta, además, sobre un terreno arrendado a un particular: "Ya el dueño nos ha manifestado que requiere un contrato formal con el gobierno y que de lo contrario tendríamos que desalojar", comenta el comandante Yesid.
Los guerrilleros están acostumbrados a vivir en condiciones mucho peores. Eso sin contar que al menos la mitad de los colombianos, según el resultado del plebiscito de octubre, no creen que merezcan tales beneficios.
La preocupación de Bogotá es que no sólo la construcción de las zonas veredales se ha retrasado. Actualmente hay un retraso de unos 30 días en la implementación del acuerdo.
Lo firmado en La Habana estipulaba que los guerrilleros deberían haber comenzado a entregar las alrededor de 45.000 armas (según la inteligencia colombiana) en su poder el miércoles 1 de marzo. Era el día 90 tras la firma del acuerdo.
Esa dejación de armas, como le llaman los guerrilleros, no se produjo. Las tres partes implicadas en el proceso (Farc, gobierno y ONU) señalaron que lo que comenzaría ese día sería la elaboración de un listado de armamento en cada zona veredal.
Pero en La Variante, el miércoles, no había llegado nadie a hacer recuento de armas alguno. "Hasta hoy no hemos recibido los contenedores para depositar el armamento", comenta el comandante Edinson Romaña.
La ONU admite los retrasos, pero recalca la necesidad de ser cuidadosos en el trato con la insurgencia. No quieren llegar lista en mano a hacer un recuento de armas que parezca forzoso.
Lo que ninguna de las partes quiere es que se retrase la fecha final de implementación del acuerdo de paz, el 29 de mayo. Los retos son grandes para gobierno y guerrilla.