El próximo 25 de julio el Papa Francisco visitará Varginha, una de las tres favelas del Complejo de Manguinho que en octubre pasado fueron intervenidas en el marco del esfuerzo que realizan las autoridades para recuperar el control y mejorar la seguridad de los barrios más peligrosos de Río de Janeiro, de cara al Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. En sus calles, el Pontífice y quienes lo acompañan seguramente podrán apreciar los primeros avances de un sistema integrado de pacificación que en otras poblaciones similares y anteriormente intervenidas en todo Brasil ya comienza a dar frutos.
Alejados los narcotraficantes (con la consiguiente reducción del crimen y la violencia), millones de brasileños comenzaron a integrarse al crecimiento y desarrollo del gigante sudamericano, algo impensado antes de 2008, año en que se comenzó a implementar el mencionado plan. Tras años de aislamiento y exclusión, la tasa de analfabetismo en las favelas pasó de un 51% en 2002 a un 31% en 2012, mientras que en el mismo período el porcentaje de habitantes de estos barrios que finalizó sus estudios secundarios aumentó de un 18% a un 40%, de acuerdo con datos de un estudio publicado por Data Popular en febrero pasado. Asimismo, la investigación patrocinada por la Central Unica de Favelas (Cufa) concluyó que los cerca de 12 millones de brasileños que viven en estas poblaciones marginales consumen al año unos US$ 28 mil millones, cifra equivalente al Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia, que según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI) fue de US$ 27.429 millones en 2012. El estudio, cuyo fin era identificar el potencial de consumo y de desarrollo de los habitantes de las favelas, también destaca el avance de la nueva clase C (clase media) en estas comunidades, pues si en 2002 su porcentaje era de un 37%, 10 años después es de un 65%. De acuerdo con el diario argentino La Nación, el 89% de los habitantes de estas poblaciones tiene celular, el 40% posee un computador y el 80% de las compras cotidianas se realiza en las mismas comunidades. "A estas alturas el que vive en la favela no quiere salir de allí, quiere consumir desde allí. Era un mercado invisible que estaba debajo de nuestras narices, porque la mayoría miraba a las favelas como un lugar de violencia y narcotráfico", dijo a la agencia Ansa el director de Data Popular, Ricardo Meirelles.
Pero el panorama ahora es distinto. Tras las acciones de las cariocas Unidades de Policía Pacificadora (UPP) y mejoras en infraestructura, educación, salud, vialidad y transporte -entre otras áreas-, alcanzadas a través de las distintas versiones del Plan de Aceleración de Crecimiento (PAC), tanto empresas nacionales como extranjeras se atreven a instalarse en estos barrios, donde ya proliferan los negocios de los lugareños. Para estos últimos, los microcréditos del Caixa Econômica Federal y el Banco de Brasil (BB) han sido esenciales, consigna el diario brasileño Folha de Sao Paulo. La revista digital Universia Knowledge Wharton, en tanto, destaca que el Banco Santander fue pionero en la apertura de sucursales en estas poblaciones. En 2010 y antes de que actuaran las UPP, esta banca española abrió una oficina en el corazón del llamado Complejo Alemao, conjunto de favelas de Río de Janeiro donde opera la empresa local líder de cosméticos Natura, y que fue escogido por Fox Pictures en 2011 para el estreno nacional de su película animada Rio. El Instituto Brasileño de Investigación Social, a su vez, afirmó en un estudio publicado en 2011, que los comerciantes de las favelas Rocinha y Vidigal vieron aumentadas sus ventas en un 26% desde que se instalaron comisarías en la zona, consignó la agencia Efe. A nivel inmobiliario las cosas han sido mucho mejor. Un estudio de la Fundación Getulio Vargas de 2011 señala que el precio de las propiedades en las favelas intervenidas aumentó un 6,8% más respecto de los alquileres en el resto de la ciudad.
De llegar a concretarse un proyecto relacionado con la construcción de un centro comercial en el Complejo Alemao, podría convertirse en el ícono de este boom de las favelas. La revista Veja detalla que el plan -con un costo que se prevé en unos US$ 9,9 millones- contempla salas de cine, un patio de comidas y 500 tiendas. Los empresarios involucrados en el proyecto planean que el 60% de las franquicias sean operadas por los lugareños.