El cervicouterino es uno de los pocos cánceres que se pueden prevenir con un sencillo examen: el Pap o Papanicolau.
Sin embargo, en muchos países el test está siendo reemplazado como examen principal de detección por uno que, junto con buscar la presencia del virus del papiloma humano (VPH) -principal causa de desarrollo de este cáncer-, identifica el genotipo (ADN) al que pertenece. Así, se puede saber si el virus es de los más o menos riesgosos para desarrollar este cáncer.
Este miércoles, un panel de expertos recomendó a la Agencia de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) reemplazar el Pap por el test genético. Los 13 miembros del grupo sugirieron cambiarlo por la prueba VPH Cobas (del laboratorio Roche y único aprobado por esta agencia), examen que calificaron como seguro y eficaz. La FDA no está obligada a seguir esta recomendación, pero generalmente lo hace.
Al igual que el Pap, este examen se realiza a partir de una muestra de células del cuello uterino, la que es analizada por una máquina, sin que intervenga la apreciación de un anatomopatólogo que "interprete" lo que está viendo, como sí ocurre con el Pap (el especialista define si hay o no lesión según lo que ve en el microscopio).
Para Eugenio Suárez, ginecólogo oncólogo de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, "este test molecular es positivo o negativo. El Pap es variable, es informado por una persona y el resultado depende de la experiencia que tenga".
Según Roberto Yazigi, ginecólogo oncólogo de Clínica Las Condes, este examen es más sensible para determinar qué pacientes son portadoras de un tipo de virus papiloma que las exponga a un mayor riesgo de desarrollar cáncer, "pero detecta a muchas más personas de las que en realidad se enfermarán. De todas las que resulten positivo a algún virus papiloma, sólo 10% desarrollará una lesión precancerosa".
Suárez señala que la mayor parte de las infecciones por el virus papiloma son transitorias, ya que en el 90% de los casos, el virus es eliminado por el sistema inmune.
Por lo mismo, y considerando que es bastante más caro que un Pap tradicional, este examen no se hace de forma rutinaria. Para Yazigi, "la recomendación sigue siendo una vez cada año realizarse el Pap. Aun cuando no es 100% confiable, repetirlo cada año cubre el 20% de falsos negativos que pueda tener".
El examen de ADN se usa cuando el resultado del Pap arroja que existen células atípicas en el cuello del útero. "De esa forma se puede seleccionar qué pacientes requieren un estudio mayor", dice.
Si el test de ADN se aplica como examen primario, explica Suárez, se detectarán muchas infecciones transitorias por VPH. Por ello, apela a un proceso de derivación que permita estudiar a las mujeres que tengan alguno de los virus riesgosos, en forma adecuada, y no incurrir en mayores costos con exámenes o procedimientos que no sean necesarios. "Si sale negativo, se le puede indicar que no se lo haga hasta en cinco años más", indica.
Suárez asegura que pronto en Chile este examen molecular reemplazará al Pap y, para eso, los médicos deberán estudiar más. "Tiene ventajas sobre el Pap. De eso no hay dudas", señala.
Lo mismo cree Jorge Brañes, oncólogo ginecológico de la Red Salud UC Christus: "Claramente, la detección viral es más sensible y en Chile también adoptaremos el test molecular en un tiempo".
Además de la sensibilidad, agrega, hay varios laboratorios que poseen test de este tipo e, incluso, hay uno que todavía no está en Chile que permite que la propia mujer pueda tomarse una muestra y saber si es portadora del virus o no.
CUARENTA MIL PESOS
Alejandra Belli, gerenta de marketing de la División de Diagnósticos de Roche Chile, indica que en la mayoría de los países el test molecular -que en el país tiene un costo aproximado de 40 mil pesos- se realiza junto con el Pap.
En países como Italia, Holanda y Suecia, la prueba genética ya es el primer paso de detección. La recomendación del laboratorio es si sale negativo repetir cada cinco años.