Tras la destitución de Fernando Lugo, el nuevo Persidente de Paraguay, el liberal Federico Franco juró su cargo ante el Congreso de su país y prometió respetar la institucionalidad y el estado de derecho. En 2013 deberá entregar su interinato a un nuevo jefe de Estado en los comicios presidenciales.
El nuevo mandatario dijo tras jurar que "la única manera de llevar adelante el mandato es que Paraguay tiene que ser construido con todos los sectores y todos los partidos políticos y los movimientos sociales".
"No tengo odio ni rencores", afirmó e instó a todos los partidos políticos al diálogo.
Franco remarcó que esta transición "se realiza en absoluto respeto a las leyes y tratados internacionales y de ninguna manera pone en riesgo la democracia".
También envió un mensaje a las Fuerzas Armadas al señalar que les dará "absolutas garantías de que mi gobierno mantendrá un trato institucional y respetuoso. Se respetarán las hojas de servicio de cada funcionario militar y policial".
De paso fijo su compromiso con el campo y anunció el impulso de una nueva política energética amplia.
El liberal puso el acento en su intención de entregar el mando presidencial el 15 de agosto de 2013, cuando concluye el actual mandato, y de ocuparlo hasta entonces buscando la colaboración de todos los partidos y movimientos sociales del país.