Retirado absolutamente de Universidad de Chile desde principios de 2014, Federico Valdés se emociona cuando empieza a hablar de su paso como presidente de Azul Azul. Se le nota en la voz. Recuerda rápidamente, y habla lento. Como disfrutando el momento que vivió hace cinco años, cuando se transformó en el presidente del club que obtenía una Copa Sudamericana con Universidad de Chile.
En charla con La Tercera, el ingeniero civil recordó el torneo continental obtenido por un plantel del que se siente parte de su creación intelectual.
Pareciera que hace nada estaba levantando la Copa Sudamericana.
La verdad, parece como si fuera ayer, el recuerdo está muy vivo. Mucho de los jugadores que participaron esa noche están mostrando su calidad de todo el mundo. Un reflejo de lo extraordinario de ese equipo es lo que han conseguido después de esa fecha. Ahí está la base de la selección que está ahora.
¿En qué momento se convenció de que podían levantar la Copa?
Cuando le ganamos a Nacional de Montevideo en Uruguay. No hubo más goles porque el partido se cortó y que después se vio ratificado en Río. Ahí definitivamente empecé a ilusionarme.
Siempre se piensa en ganar, ¿pero esa U se armó para ganar esa Copa?
A nadie le escuché decir siquiera que fuéramos a ganarla porque los torneos internacionales no se ganan así. He visto a equipos armarse para ganar torneos internacionales y por lo general fallan. En esa carrera corta que dura un mes, se necesita que el equipo esté en su máximo nivel, que fue entre noviembre-diciembre.
Sampaoli igual tomó la decisión de rejuvenecerlo un poco con la salida de Olarra e Iturra...
El plantel con que Sampaoli obtuvo la Copa Sudamericana fue un plantel que armamos entero los dirigentes, fue una cosa muy criticada pero estaba listo, estaba armado. Lo fuimos armando a lo largo de los años. Le fuimos sumando jugadores semestre a semestre. Él decidió que había unos jugadores con los que no quería contar, y el directorio lo respaldó. Se dio cuenta que contratamos muy bien.
¿Qué le generaba esa U?
Esa sensación de que podíamos entrar en cualquier cancha del mundo de igual a igual con el local con la convicción de que vamos a ganar. Es una cosa muy rara, porque otros grandes equipos chilenos han ganado títulos o han sacado muy buenos resultados, han sido empates afuera. La U de 2011 ganaba todo fuera de Chile. Ganó en Montevideo, en Río, en Buenos Aires, Quito.
Y eso es gracias a Sampaoli.
Él maduró también, porque por primera vez tuvo un plantel de esa categoría a su disposición. Así como la U no alcanzó una altura que nunca tuvo con Sampaoli, Sampaoli creció gracias a la U.
¿Alguna anécdota que recuerde?
Cuando volvíamos de Quito en el charter a mí me habían dado asiento en primera fila. Se acercó un integrante del cuerpo técnico, que no fue Jorge, a decirme que necesitábamos recuperar rápido a los jugadores y pidió que tres jugadores se sentaran en primera fila para recuperarse bien. Yo me fui a sentar más atrás.
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¿Quedó con la sensación de que ese equipo daba para más?
Yo creo que ese equipo pudo haber ganado la Copa Libertadores, donde llegamos a semifinales. E incluso pudimos llegar sin Eduardo Vargas, nosotros sabíamos que se iba a ir. Era imposible retenerlo, uno no puede pedirle a un jugador al que le ofrecen el contrato de su vida que se quede seis meses más. Lo que pasa con Castillo ahora, por ejemplo. Lo que nos complicó fue la partida de Canales. Lo que pasó ahí fue nosotros teníamos cómo reemplazarlo con un delantero extranjero y nos dijo que no nos preocupáramos. Y él se fue de un día para otro. Y eso nos dejó con un plantel con grandes figuras, pero incompleto.
Posteriormente, ¿La U con otras presidencias desaprovechó el legado de ese título?
No opino.
¿Siente que cambió la opinión del hincha azul?
Efectivamente el comienzo fue con una resistencia de parte de sectores importantes de la hinchada. Nosotros demostramos que la buena gestión es indispensable para sacar adelante a un club de fútbol. Nosotros establecimos una estrategia, la seguimos a rajatabla. Esto era desarrollar las series jóvenes y comprar jugadores de equipos con menos visibilidad de la U y jugadores que creían tener un futuro en Europa. Pasamos a convencer a los clubes de que nos vendieran porcentajes de los pases, porque así iban a tener réditos. Cuando un jugador era vendido en alta suma, todos los clubes sumábamos. Al final, terminamos siendo socios de los otros clubes.
¿Ahora se siente querido?
Lo que ocurrió con los años, a cinco años de ese título, es que la gente me trata con mucho cariño. No hay un día que no me tope con alguien que me hace notar su agradecimiento. Y yo los recibo en el entendido que fue un trabajo de un equipo, en el que jugó un rol muy importante Sabido Aguad, Cristián Aubert, José Yuraszeck, Carlos Alberto Délano, Peter Hiller que fueron claves también. Edmundo Hermosilla, gente que me apoyó siempre. No quiere decir que hayan aplaudido todas las decisiones que tomé, pero me ayudaron a hacerlo mejor.
Entre esas decisiones, imagino que estuvo la elegir a Sampaoli por Simeone.
La decisión más riesgosa fue la de elegir a Sampaoli por Simeone, que tenía todos los méritos y currículum. Cuando lo llamamos nos entusiasmó mucho, la U tenía la opción de elegir entre dos cuerpos técnicos excepcionales. Pero Sampaoli sabía todo. Nosotros quisimos contratarlo en 2009, pero tenía un compromiso con O'Higgins. El conocimiento del fútbol local fue clave. Simeone no lo conocía y nos dio a pensar que los resultados se iban a demorar más.
¿Qué vieron en Sampaoli?
Nosotros vimos a O'Higgins, y pensamos que esa dirección técnica, con un plantel más potente, iba a rendir frutos. Pero nadie pensó que íbamos a ganar tres títulos en un año.
Muchos creen que el primero fue clave para lograr la Sudamericana
El título del 2011 sirvió para dejar bien golpeado al rival del momento. La UC era el equipo más fuerte y quedamos con el ánimo por los cielos y ellos quedaron muy golpeados. Nuestros jugadores quedaron con una confianza que después se notó.