Tiger Woods juega poco el European Tour, el circuito que compite con el PGA estadounidense la supremacía del golf mundial. Aparece, en especial, cuando es económicamente atractivo, algo que pasa desde hoy, pues el estadounidense disputará el Turkish Airlines, último certamen del circuito del Viejo Mundo antes de la final en Dubai.
Allí está también Felipe Aguilar, quien se presenta este campeonato en busca de llegar bien ubicado a Dubai. No es la primera vez que ambos coinciden en un torneo, por lo que el valdiviano es fuente confiable para comparar un torneo de su circuito con y sin el estadounidense.
Lo claro es que el ambiente no se revoluciona mucho. Woods reconoció ayer la cancha del Montgomerie Maxx Royal, en Antalya, sede del campeonato. El club ha sabido de los cambios en la rutina de un campeonato del European Tour, que regularmente cuenta con figuras mundiales, pero no tan conocidas fuera del golf, como Woods.
"Llega más gente, pero la verdad que para los jugadores no hace mucha diferencia", asegura el número uno de Chile. "Se nota más seguridad, eso sí", agrega.
Para Aguilar, el norteamericano es un jugador distante, aunque tendría sus motivos. "Tiger Woods no comparte mucho con los jugadores. Yo creo que como no conoce mucho a los del European Tour, no se le toma en cuenta. Porque él no se va a acercar a hablar con los jugadores. Personalmente, nunca lo he visto en el players lounge. Sí en el vestuario".
Finalmente, Aguilar diferencia esta situación de la del resto de los miembros de su circuito que también son figuras mundiales: "Golfistas como Rory McIlroy salieron de nuestro tour y tienen, por razones obvias, más amigos", analiza.
"Juego donde quiero"
Tiger Woods jugará este año tres torneos oficiales fuera de Estados Unidos: en Abu Dhabi, el British Open y este torneo turco.
En Emiratos Arabes la bolsa de premios era de 2,7 millones de dólares, de los que oficialmente no tocó un solo billete, pues no pasó el corte, pero sí se llevó la garantía pactada por asistir. En Turquía hay siete millones de dólares y aunque le vaya mal, tiene asegurado un premio "de cortesía" de 2,8 millones de dólares, según The Telegraph.
El californiano estuvo el martes en Estambul, golpeando una pelota sobre el puente que une Asia con Europa, y ayer se enfrentó a los medios. Habló sobre la importancia de estar en ese país y lo que el gobierno local puede hacer por su desarrollo ("me gusta llevar el golf a países donde se está desarrollando", dijo).
Pero también debió responder por qué la semana pasada no asistió a un torneo del WGC en China y, en cambio, jugó una exhibición en ese mismo país el lunes ante Rory McIlroy. La respuesta fue, después de una sonrisa, "si soy jugador del PGA Tour, puedo jugar donde quiera".