"Había una vez… un hombre, que no se parecía a los hombres normales. Medía casi 2,5 mts. de alto y estaba totalmente hecho de almohadas. Brazos, piernas y cuerpo eran de almohadas. Sus dedos eran pequeñas almohaditas y su cabeza era una gran almohada redonda. Sus ojos eran como dos botones y su boca era grande y sonriente. Hasta se le podían ver los dientes, que también eran pequeñas almohaditas blancas.
El trabajo del hombre almohada era hacer que ese niño o niña se suicidara, y así evitar los años de dolor que los llevaría, de todos modos, al mismo lugar: frente a un horno, frente a una pistola, frente a un lago".
Katurian es un escritor de historias infantiles. Como puede deducirse, su estilo es violento y macabro, y a veces, sólo a veces, dulce. Pero ahora Katurian está en problemas. En la ciudad, una serie de crímenes de niños lo tiene como el principal sospechoso y es interrogado por dos policías que ven en sus cuentos la prueba concluyente de su culpabilidad.
Estrenada en Londres en 2003, la obra The Pillowman ("El hombre almohada") causó sensación. Ganó el premio Laurence Olivier 2004 a mejor nueva obra y el 2005 tuvo gran éxito en Broadway en una versión con Billy Crudup y Jeff Goldblum, que ganó dos premios Tony.
Su responsable es el irlandés Martin McDonagh, cercano al ala dura del movimiento In yer face, que remeció al teatro inglés con su gusto por incomodar al público con crueldad y violencia.
"La vi en Bogotá hace dos años y me enamoré", cuenta Felipe Braun, quien con esta obra debuta como actor en su sala de Lastarria 90. "Pero creí que podía ser muy cara pensando que nuestra sala es chica, pero los derechos eran baratos, así que nos lanzamos", dice.
En la obra, Braun es Katurian. O sea, la incorrección en estado puro. "La obra se maneja en un fuerte humor negro y habla de asesinatos de niños, pero a la vez uno quiere al asesino, lo odia y se ríe con él. El autor propone todo el rato giros dramáticos, y eso es complejo y estimulante de hacer", dice.
McDonagh es un enfant terrible del teatro británico y, como tal, su dramaturgia no es para espectadores tradicionalistas. Por ello, Braun confió en Willy Semler la dirección, para concentrarse en Katurian. "La obra me pareció compleja, se requería armar un buen equipo y tener un director de experiencia, no era para que la dirigiera yo", cuenta.
Pero no fue fácil. Semler leyó el texto y no empatizó. "Felipe me hizo una oferta muy generosa: haz lo que quieras. Pero a mí me importan mucho los hijos y los niños, y la obra me produjo un rechazo", cuenta. Entonces investigó al autor y descubrió que es discípulo de la dramaturga Sarah Kane, y fueron apareciendo los pliegues. "Hay una cuestión muy irónica en la obra, que no tiene por qué ser abordada de forma tan morbosa. En el fondo, cualquier acontecimiento horrendo puede ser muy divertido. Hay que indagar mucho para descifrarlo nítidamente", dice. Por ello, le pidió a Braun seis meses de ensayos y propuso a Diego Muñoz, Marcial Tagle y Mateo Iribarren para el elenco."Fue como juntar a un grupo de amigos". Antenoche, la obra tuvo un preestreno privado con funcionarias de un hotel. "Conectaron perfectamente, eso nos dejó muy complacidos. Pero una señora dijo: no soporto más y se fue. Eso me vino muy bien", remata.
MARTIN MCDONAGH
Dramaturgo, guionista y cineasta irlandés. Debutó en 1996 y sus obras han sido montadas en Broadway con frecuencia. En el 2006 ganó un Oscar con el corto Six shooter, y el 2008 dirigió el largo Escondidos (In Bruges), con Colin Farrell.
THE PILLOWMAN
La obra marca el regreso al teatro de Felipe Braun luego de cuatro años y es su debut en Lastarria 90. Se estrena el 11 de agosto y la temporada va hasta el 23 de octubre. Luego sale a regiones. De jueves a domingo, a las 20.30 hrs. Entrada general: $ 10.000.