Pese a que su nombre no estará en la próxima mesa directiva del PPD, que debe ser ratificada en la elección del próximo 1 de junio, el senador Felipe Harboe no ha perdido influencia interna. Un representante de sus filas, del movimiento interno Acción País, que fundó hace poco, estará entre los vicepresidentes que deben ser meramente ratificados, luego de que se construyera un acuerdo de mayoría entre todos los sectores pepedeístas. Acuerdo que tiene como sustento el interés de los dirigentes del partido de concentrarse en respaldar al gobierno de Michelle Bachelet y las cruciales reformas que impulsa. Harboe lo hará desde el Senado. Escaño desde el que anticipa que se pueden hacer mejoras "sin tocar sus estructuras, su corazón", como en el caso de la reforma tributaria.
El consenso imperante tiene que ver con que la próxima mesa directiva PPD es de transición, a la espera de que durante la segunda mitad del mandato de Michelle Bachelet se desate la carrera presidencial. ¿Le parece que es así?
El sentimiento de unidad que primó tiene que ver, más bien, con formar un PPD para el nuevo ciclo. Tenemos reformas tan importantes, quizás las más en los últimos 50 años, y tenemos que concentrarnos en ese esfuerzo. Cualquier disputa interna que haya hoy tiene que ser postergada para el futuro. Mi percepción es que lo que hoy corresponde es apoyar a Michelle Bachelet. Cualquiera que tenga en mente levantar una opción hoy día debe saber que, en términos electorales, queda suspendida hasta por lo menos dos años.
¿Ese respaldo a las reformas comprometidas por Bachelet debe ser sin matices, o marcando una identidad, como lo ha hecho la DC?
Los matices que podemos introducir los parlamentarios son tremendamente legítimos, siempre y cuando sean eso, matices. El punto es que si van a constituir un cambio estructural que pueda afectar la recaudación, o el corazón de los proyectos, eso no es un matiz. Quienes lo están planteando tienen que ser muy cuidadosos de diferenciar lo uno de lo otro. Los partidos están intentando influir en los proyectos para que, cuando salgan del Parlamento, tengan parte de su visión. A nosotros nos interesa imprimir una visión progresista, como encuentro legítimo que la DC o un sector de la DC quiera plantear matices, en la medida que no generen mayor gasto ni afecten la recaudación.
Pero aquella necesidad de marcar identidad ha sido interpretada como un comportamiento que no se condice con el de un partido de gobierno, según el presidente del PS, Osvaldo Andrade. ¿Comparte dicha opinión?
Un partido de gobierno tiene que comportarse como tal. Si un partido tiene representantes de su coalición en el gobierno, tiene que estar dispuesto a salir en la foto, pero también a llevarse los costos que significa gobernar. Es parte de la naturaleza de la política, no hay que dramatizar la situación que se ha planteado, pero hay que ser cuidadosos entre los matices y modificaciones estructurales.
Hubo una propuesta de senadores DC de aumentar el impuesto de primera categoría de 25 a 26 por ciento, que sí implicaba cierto cambio estructural...
Ponerse creativos en cuanto a los guarismos me parece bien delicado. Hay que ser muy responsables en esto, en el sentido de ser capaces de equilibrar una necesaria e imprescindible reforma tributaria, para tener mayores niveles de equidad social, con mantener también los incentivos al crecimiento, a la inversión, al ahorro y al empleo.
¿Comparte la idea de que el gobierno perdió la batalla comunicacional y se logró instalar la sensación de que la reforma tributaria afecta a la clase media y las pymes?
Hay algo de eso, en la batalla comunicacional se ha perdido terreno. Creo, efectivamente, que se ha instalado en algún sector. Pero cuando uno recorre las poblaciones, como yo lo hago en el Biobío, entre los vecinos, dirigentes sociales, hay un apoyo bastante fuerte a la reforma tributaria. Es importante que el gobierno refuerce su impronta comunicacional, destinada a explicar en fácil un tema que es de suyo complejo.
¿Comparte el mensaje del gobierno de que "los que tienen más, que paguen más"?
El proyecto de reforma tributaria modifica nuestra matriz de desarrollo, la que se ha fundado en los últimos 35 años en el capital y en la empresa. Ahora, la idea es fundarla en el capital humano, en el trabajo. Ese es el tema de fondo. Por eso hay que ser cuidadosos en el lenguaje. Ahora, creo también que el lenguaje utilizado por dirigentes de la UDI y emprendedores induce a error, y eso es delicado. Preferiría una campaña de información objetiva sobre los impactos de la reforma tributaria para cada sector. La campaña debe ir orientada a la información, más que poner la caricatura de que unos son enemigos de otros.
¿Le parece adecuada la estrategia de ideologizar el debate, como se ha acusado?
El debate sobre la reforma tributaria es ideológico. Cuando alguien dice que no politicemos esto, está tremendamente equivocado. El debate tributario es del corazón de la ideología. Hay algunos que creen que el gasto social tiene que ser pagado sólo con el chorreo del crecimiento, y si no hay crecimiento, no hay gasto social. Esa es la derecha. Nosotros creemos que el gasto social debe ser permanente, independientemente del crecimiento. Para eso se necesitan recursos, ¿y cómo los obtenemos? A través de una reforma tributaria. ¿Quiénes pagan una reforma tributaria? Los que tienen más, los que tenemos más, en esto me incluyo. Este es un tema ideológico; cuando uno escucha a Juan Andrés Fontaine (ex ministro de Economía de Sebastián Piñera), él no es partidario de los impuestos nomás.