Las cuentas son alegres. Según la organización, cerca de 40 mil personas han visitado la tercera versión de la Feria Ch.ACO, que se extiende hasta hoy en la Estación Mapocho y que ya se alza como la más exitosa de su historia. "Aún nos falta el conteo de visitas de este último día, pero sólo en los primeros tres ya habíamos superado el primer año de la feria. La convocatoria ha sido excelente y las galerías se han adaptado muy bien al nuevo espacio", dijo ayer Irene Abujatum, una de las directoras del evento, junto a Elodie Fulton y Soledad Saieh, que debutó en 2009 en el Club de Planeadores de Vitacura.
Sin embargo, este año las directoras apostaron por la masividad y acceso al público y se trasladaron a la Estación Mapocho. Fue un acierto. "Es lejos el lugar más idóneo, se puede recorrer con tranquilidad. Creo que la feria se consolidó a nivel de selección de las galerías y de sus invitados internacionales", comenta Ana Jorquiera, directora de la sala XS sobre la amplia oferta de curadores que este año trajo Ch.ACO, entre los que destaca Iria Candela, de la Tate Modern, Chus Martínez de Documenta 13 y Dolors Sala Fenés del Centro Pompidou.
En cuanto a las ventas, los stands se llenaron de puntos rojos (marca que se usa en el mercado del arte para indicar las obras adquiridas). El mismo Espacio XS, dedicado a la producción joven, ya tiene un 75% de sus obras vendidas. "Muchos coleccionistas jóvenes, entre 30 y 40 años, se acercaron a comprar. Los favoritos fueron José Benmayor, Nicolás Radic y Margarita Dittborn", cuenta Jorquiera, sobre los artistas que vendieron sus obras entre $ 140 mil y $ 1.800.000. Entre las piezas más aplaudidas estuvo la escultura con forma de pajarera de Cristián Salineros, adquirida por seis millones de pesos, en galería AFA, quienes también vendieron trabajos de Ignacio Gumucio y Juan Pablo Langlois. Además, destacó un cuadro, avaluado en $ 12 millones, del artista Fernando Prats, quien representó a Chile en la reciente Bienal de Venecia, y que hasta ayer estaba reservado (con punto verde) en la galería Patricia Ready.
"Hemos tenido mucho éxito, nuestro mayor deseo es dar a conocer el arte joven y lo hemos hecho. Nuestras artistas Antonia Cruz y Teresa Gacitúa fueron conocidas acá por el curador italiano Fabio Castelli e invitadas a una feria de fotografía en Milán, en marzo", cuenta Ready, que vendió alrededor de 11 obras, entre ellas una pintura de Adolfo Bimer en un millón 800 mil pesos.
En tanto, la sala Isabel Aninat entregó creaciones de Malú Stuart, Catalina Mena y Lotty Rosenfeld, a precios que van entre $ 380 mil y $ 2 millones. La galería Die Ecke vendió la lámpara en carbón de Alejandra Prieto y una llave de fieltro de Johanna Unzueta. Mientras D21, que exhibe dos fotos del colectivo Las Yeguas del Apocalipsis y unas instalaciones de Max Corvalán, vendió cuatro obras por $ 2 millones.
En cuanto a las galerías extranjeras, la demanda también fue exitosa. Sicardi de EEUU alcanzó los $ 9 millones con un díptico de la argentina Liliana Porter y otras obras de Marco Maggi. La mexicana GKO, que impulsa el grafiti y arte experimental a precios bajos, vendió cinco obras de artistas jóvenes, en $ 2.500.000. En tanto, la londinense House of Propellers se robó desde el principio todas las miradas. Trajo siete grabados de mariposas del inglés Damien Hirst: se vendieron todas en unos $ 5 millones cada una. Además de cuatro dibujos del chileno Gerardo Pulido.
"Nos queremos quedar un par de años en la Estación Mapocho. Es muy cómodo, no hay que inventar nada, el espacio es total. La feria son sólo seis días; estamos recién empezando a trabajar. Ahora viene la Fundación Ch.ACO, con la que funcionaremos todo el año. Queremos hacer programas educativos y difundir más el arte contemporáneo", señala Abujatum.