El profesor de Derecho Constitucional Fernando Atria es incumbente en el debate. Es uno de los protagonistas: como militante PS decidió hace varias semanas lanzarse a una aventura presidencial. Ha dicho que su intención no esconde ningún tipo de personalismos, sino, todo lo contrario, busca poner el foco de la discusión sobre qué tipo de socialismo tiene para ofrecer el PS en la próxima elección presidencial, luego del fracaso del proyecto transformador del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, también socialista.
Hoy, tras la declinación de la presidenta del PS, Isabel Allende, de la carrera presidencial, tras un confuso intercambio con Ricardo Lagos, el PS se debate entre apoya al ex presidente (en su calidad de doble militante PS y PPD) y qué hacer con los otros dos socialistas interesados, el propio Atria y el agente chileno ante La Haya, José Miguel Insulza.
En ese contexto, Atria escribió hoy una columna en La Tercera, en la que describe tres variables que a su juicio están en juego en la próxima elección presidencial y serán el cristal sobre el que se mire las decisiones que tome su partido.
En primer lugar dice que el PS "no puede renunciar a llevar a un candidato de sus filas". Dice que si así fuera "estaría reconociendo no tener nada que decirle al país en la que será, probablemente, la elección más relevante desde 1990". Atria señala que esta decisión demostrará si el PS "está del lado de la transformación del modelo impuesto por la dictadura o del lado de quienes quieren restablecerlo, después de un gobierno que ha intentado transformarlo".
En segundo término el académico señala que al partido de calle Paris le corresponde responsabilidad en la crisis general de los partidos políticos y otras formas institucionales del poder, por lo que, insiste, el PS debe establecer una "nueva relación" con la ciudadanía. Es aquí donde insiste en su propuesta lanzada hace semanas: la posibilidad de una primaria socialista pero abierta a la ciudadanía. "Una decisión tomada por las cúpulas partidarias conforme a un estatuto que, por lo demás, no fue aprobado bajo los estándares democráticos que correspondían, hundiría al Partido Socialista aún más en el descrédito ciudadano".
El último punto es dedicado al ex presidente Ricardo Lagos.
Primero reconoce que el actual gobierno puso en marcha un proceso transformador, con errores y limitaciones. "Y ahora algunos creen que el Partido Socialista debe elegir como su candidato a quien representa exactamente el núcleo simbólicamente central de la política de la Concertación, caracterizada por el 'perfeccionamiento' del modelo y la aceptación dócil de una institucionalidad neutralizadora de la democracia".
Dice que si esto fuera así "habrá que decir que tienen razón quienes afirman que el PS ya no es parte de la izquierda chilena".
Y sigue diciendo que hay indicios que apuntan en esa dirección lo que a su juicio llevaría al partido a "decidir, mediante un acuerdo cupular, que el partido no tendrá un candidato de sus filas, sino que apoyará un candidato del Partido Por la Democracia (PPD); un candidato que personifica la restauración conservadora que se ha opuesto a la actual administración, volviendo así a la política cuyo punto de referencia es mucho más Casa Piedra y el CEP que los movimientos sociales".
Remata con que esto le causaría un daño "enorme y, probablemente, irreparable" al PS.