Fernando Trueba es uno de los directores más reconocidos y premiados de España -entre otras cosas recibió el Oscar a la mejor película extranjera por "Belle Epoque" en 1993- y sin embargo, no le ve ya ningún futuro al cine español, dijo en entrevista durante el Festival de Cine de Panamá (IFF Panamá).
"Poco a poco se le ha ido cavando un hoyo al cine español. Ha sido un trabajo de años. Luego vimos como lo echaron al hoyo y ahora ya le están echando paladas, es el entierro", afirmó Trueba, que compitió también este año por el Oscar en la categoría de mejor película de animación con "Chico & Rita". El film, ambientado en La Habana prerevolucionaria y codirigido junto al diseñador Javier Mariscal y Tono Errando, lo presentó también en el primer festival de cine panameño.
Para el director de películas como "El baile de la victoria" y "La niña de tus ojos", el cine español fue echado al hoyo cuando los canales de televisión privados fueron "entregados", "tanto por los socialistas como por los gobiernos de derechas", al ex primer ministro italiano y zar mediático Silvio Berlusconi, cuyo grupo televisivo, Mediaset, controla varias emisoras de televisión españolas. Las coproducciones con los canales de televisión son muy usuales en el cine español.
"Ningún país europeo ha dado sus televisiones, que son algo estratégico. En España somos los mayores gilipollas del planeta. Se las hemos dado a Berlusconi, que es un gángster que debería estar encarcelado", completó. "Ahí empezó todo. Y luego ha habido una serie de políticas equivocadas, una tras otra, como quitarle la publicidad a la televisión pública, que es lo más decente que tenemos en España, para darle ese dinero a los canales de Berlusconi", dijo en referencia a la Ley de Financiación de la Corporación de Radio y Televisión Española (2009) que le impide cotizar frente a competidores por derechos sobre contenidos de valor comercial.
"Ya sólo nos falta que le demos el 10 por ciento de nuestro sueldo todos los meses a Berlusconi en vez de dárselo a Hacienda. Es una vergüenza nacional", afirmó. "Y ahora ya la crisis económica no hace más que acabar con el cine", agregó en referencia a los recortes presupuestarios que reducen un 35 por ciento las ayudas a la producción.
Sin embargo, a Trueba se le pasa el enojo cuando habla de música. Melómano declarado, hizo varios documentales musicales como "Calle 54", sobre el latin jazz, o "El milagro de Candeal", sobre las iniciativas musicales del brasileño Carlinhos Brown en una favela de Bahía, e incluso produjo el disco "Lágrimas negras", que reunió al cantaor flamenco Diego el Cigala con el pianista de jazz cubano y creador del ritmo batanga Bebo Valdés. De hecho, la banda sonora de "Chico & Rita", una historia de amor entre un joven pianista cubano enamorado del jazz y una joven cantante que sueña con triunfar en La Habana de fines de los años 40, cuando nacía el jazz latino, fue creada por Bebo Valdés.
"Esto de la globalización es una patraña. El arte siempre fue internacional, nunca tuvo pasaporte ni frontera. La verdadera globalización la han inventado los artistas". <br/><br/> <strong>Fernando Trueba,</strong> <br/> Director de cine
Músicos como Dizzy Gillespie, Nat King Cole y Chano Pozo aparecen animados en el film, aunque la mayoría de sus personajes son ficticios. "Soy muy reacio a los biopics, sobre todo si se trata de gente que me gusta", comentó Trueba. "No me lo creo ni por un segundo, por más buenos actores que sean. Me pasó con Anthony Hopkins haciendo de Picasso o con Meryl Streep haciendo de Margaret Thatcher. No voy al cine a ver números de actores, voy a ver historias".
Sin embargo, la animación le dio a Trueba la posibilidad de sortear ese problema. "Con la animación sí puedes introducir personajes reales impunemente y se acepta de otra manera porque el dibujo toma la esencia de todo, es como el corazón".
Trueba aclara que no tiene un interés especial en la música latina, sino por la música en general. "Oigo de todo. No le miro la época al cine ni el pasaporte a la música para ver de qué país es. Amo más los países en cuya cultura me he metido más y donde tengo más amigos, como Francia o Estados Unidos. Los escritores y los cineastas te ayudan a entender un país y te hacen amarlo. Amo Cuba pero no se trata de un amor exclusivo", apuntó el cineasta, que para recrear junto a Mariscal la ciudad de La Habana en esos años viajó varias veces a Cuba, sacó miles de fotos, miró libros de fotografía y documentales e incluso accedió a las fotos del archivo del Ministerio de Obras Públicas de Cuba.
"Cuba siempre miró a Estados Unidos y viceversa, había un intercambio continuo. La cantidad de americanos que tocaba en el club Tropicana en La Habana en los 40 y 50 era impresionante. Todos pasaron por ahí, Nat King Cole, Gillespie, Frank Sinatra", comentó el director. "Esto de la globalización es una patraña. El arte siempre fue internacional, nunca tuvo pasaporte ni frontera. La verdadera globalización la han inventado los artistas".