El Festival Internacional de Teatro de Calle (FITKA) nació en 2012 como la concreción de un anhelo de dos reconocidas personalidades del teatro de calle chileno. Sin aportes del Estado, Ignacio Achurra, director de la compañía La Patriótico Interesante, y Martín Erazo, director del colectivo La Patogallina, convocaron a otras conocidas figuras como Horacio Videla, Teatro Mendicantes y el escocés Jhonny Melville, y levantaron en el eje cultural Matucana un festival con grandes espectáculos y la autoimposición de ser un evento bianual.

En esta edición, nuevamente autogestionada, el festival ya no cuenta con las obras de los organizadores, sino que plantea un relevo de artistas del teatro de calle y se desplaza al Barrio Yungay. "Queremos que el festival esté más arraigado en la calle y nos pareció que el barrio reunía las condiciones, porque está organizado, tiene una red de trabajo comunitario y pese a la pobreza que también existe, es emergente culturalmente", explican.

En la cartelera aparecen obras de colectivos como Teatro del Sonido, OANI (Valparaíso), Teatro La Difunta, Compañía Coraje, Teatro a la Mala y La Gran Reyneta, que abrirá el evento este sábado en el Museo de la Memoria con El hombre venido de ninguna parte. El número principal se realizará en la Plaza Yungay el domingo a las 19.30 horas, y estará a cargo de Murmuyo y Metrayeta, dupla de clowns nacionales que trabajan hace una década en Europa en festivales como Aurillac y Fira Tàrrega.

"Fisura-Dos, de Murmuyo y Metrayeta, es un estreno en Chile, un espectáculo impresionante, delirante, con extraordinario manejo del espacio público y gran capacidad de impactar. Queríamos poner el foco en otras compañías, jóvenes y no tan jóvenes, con distintos lenguajes y formatos. El festival no tiene como objetivo ser una plataforma para nuestras compañías, sino para el teatro de calle en general", advierte Achurra.

Además de música en vivo, en la programación destacan conversatorios sobre la realidad del teatro de calle en Chile, sus visiones y organización. Las preguntas son atingentes a un festival levantado desde la autogestión. Descontando el aporte de Metro de Santiago, La Patriótico Interesante y La Patogallina gestionan toda la parte técnica y logística, mientras que las compañías pasan la gorra después de los espectáculos.

Terminada esta segunda edición, FITKA cumplirá el requisito para postular al Fondart, aunque para Achurra, y a la vista de lo ocurrido con Festival Cielos del Infinito, eso no asegura nada: "El Fondart es un arma de doble filo para los festivales. La experiencia dice que los festivales que se lo ganan uno o dos años seguidos están condenados a desaparecer, porque se elevan tanto los estándares en programación, difusión y logística, que cuando no lo tienen, ya no pueden contar con el mínimo. Las platas ocasionales son dañinas, lo que debe existir son recursos directos porque en estos momentos quien subvenciona el arte no es el Estado sino los artistas".