A casi dos meses de su llegada al máximo cargo de la Cámara, el diputado Fidel Espinoza (PS) aborda el escenario electoral en el oficialismo. Como laguista, llama a dar vuelta la página, pide a Guillier asumir un liderazgo y advierte sobre el riesgo de perder no sólo el gobierno, sino que transformarse en minoría parlamentaria si no se llega a un entendimiento que incluya a la DC.
Como uno de los laguistas al interior del PS, esta semana usted se reunió por primera vez con Guillier.
Independiente de que estamos dolidos, soy de los que siguen insistiendo en que el error y la situación que está viviendo la Nueva Mayoría tienen también un condimento importante que le propinó el PS. Estaríamos en un mundo absolutamente distinto si el PS hubiera tomado la decisión que por naturaleza debió haber tomado, que era apoyar a un candidato como Ricardo Lagos. Hubiera significado unas primarias participativas, y no estaríamos en este escenario en que nos quedamos sin candidatos, sin primaria y con una derecha que va a tener dos meses de franja televisiva y nosotros recolectando firmas en las calles.
El laguismo no se ha sumergido en la campaña y muchos no están cómodos con Guillier. ¿Qué esperan de él?
El llamado que les hago a quienes siguen cuestionando desde el mundo del laguismo, del cual me siento parte, es a que demos vuelta la página y que pensemos en el Chile del futuro. Que dejemos de lado cualquier tipo de pequeñeces, empujones, de codazos y nos pongamos a trabajar. Lo que estamos jugándonos es la continuidad de la gratuidad en la educación, la profundización de las reformas.
Algunos laguistas sienten que hay simbolismos políticos y que faltó un gesto de Guillier al ex presidente.
Hay que partir de la premisa de que Guillier no es un político que nazca de la historia misma de los partidos, es un político poco tradicional. Yo también me he sentido incómodo a veces con cosas de Guillier.
¿Como cuáles?
Como cuando llegó a la bancada y dijo que el que no estaba con él en enero, después si llegaba tarde iba a tener que estar en la galería. Fue una mala frase. Nuestro candidato ha tenido malas frases en esta campaña. Pero creo que esas malas frases no son con una mala intencionalidad, y puedo dar fe de que el día en que vino a conversar conmigo me habló muy bien de temas relacionados al programa de Ricardo Lagos.
Algunos acusan falta de "gobernabilidad" en la figura de Guillier. Usted habla de las frases que incomodan. ¿Cómo se pule eso?
Vamos a deambular en este mundo de situaciones conflictuadas hasta que no tengamos una definición como Nueva Mayoría respecto de lo que va a pasar: una o dos listas parlamentarias. Y en esto quiero ser súper categórico, porque después de la batalla todos son generales, y quiero adelantarme: si vamos en dos listas parlamentarias, perdemos el gobierno y, además, seríamos una oposición con una minoría parlamentaria. Todos los datos estadísticos demuestran que si vamos en dos listas parlamentarias, cualquiera sea la composición de esas listas, la DC sola o la DC con otros partidos, perdemos 18 a 20 diputados. No llegar a acuerdo en una lista parlamentaria es entregarle el gobierno a Piñera.
Eso se contradice con la decisión de la comisión política del PS de un acuerdo sin la DC.
En este tema, creo que la comisión política está actuando de una manera que no es positiva, productiva ni eficiente, porque están arrinconando a la DC al decirle 'o tenemos un solo candidato presidencial o no hay pacto parlamentario'. El PS ha pagado estudios, y sabe que ir en dos listas es fatal para nuestro partido y la Nueva Mayoría.
¿Cómo se ordena eso?
Con que los que dicen que es inviable llegar a un acuerdo de dos candidatos presidenciales versus una lista parlamentaria se den cuenta de que están equivocados. Y que los otros, que dicen que van a condicionar su apoyo después para la segunda vuelta, entiendan que puede ser que lleguemos separados con dos candidatos, pero que al otro día tenemos que demostrar una fuerza de tal unidad que nos haga vencer a Piñera.
¿Guillier no tendría que cumplir un rol ordenador en esto? El ha dicho que este es un tema de los partidos, y también ha dicho que él es el dueño de casa.
Eso del dueño de casa es otra de las frases no tan afortunadas. No somos invitados a su casa, somos parte de su familia, y él tiene que ser el jefe de hogar que conduzca de buena manera este grupo para que lleguemos al éxito final. Si él no es capaz de poder ordenar lo que está ocurriendo, hace mucho más dificultoso después reordenar nuestras fuerzas en una eventual segunda vuelta, porque más fatal que perder el gobierno y no tener mayoría parlamentaria sería ganar el gobierno y no tener mayoría parlamentaria.