"Me interesa". Aquella fue la escueta y benévola respuesta que David Lynch le envió por carta al alemán Peter Braatz cuando éste le propuso hacer un documental sobre Terciopelo azul. Braatz tenía 24 años, era apenas un estudiante de cine y, maravillado con El hombre elefante (1990), había escrito un ensayo en alemán sobre el filme. Rápidamente lo tradujo al inglés y se lo envió por correo a Lynch. Una vez en el set, el cineasta, poseído siempre de una ingenuidad y humor casi infantil, presentó a Braatz: "El es Peter, escribió un poema sobre El hombre elefante".
Lo que el alemán hizo en ese momento se expresó primero en una cinta modesta para TV que se llamó No Frank in Lumberton (1988), pero fue recién el año pasado que Braatz terminó de ensamblar todo el material en un documental hecho y derecho. Se llama Blue velvet revisited (2016) y llega en una singular encrucijada cronológica: a 31 años de Terciopelo azul, la cinta que lo motiva, en el mismo año que Lynch estrenó la segunda parte de la serie Twin Peaks y, poco después, de la entrada a salas de David Lynch: The art life (2016), otro documental sobre el autor, aunque sobre sus años juveniles de artista.
La película de Peter Braatz (1959) es parte de la parrilla programática que este año trae el 19 Festival Internacional de Documentales (Fidocs), que se extenderá desde el 9 al 15 de noviembre en sus sedes de Cine Hoyts La Reina, Ssala Cine UC y Cineteca Nacional. La edición 2017 del Fidocs, no contará, singularmente, con la presencia de su creador Patricio Guzmán y tendrá, como nunca antes, un viraje temático hacia el cine que se hace en EE.UU.
"Patricio estaba bastante ocupado y esta vez no pudo venir. Es la primera vez que pasa", comenta el cineasta Carlos Flores del Pino, director de Fidocs. "Usualmente no traíamos muchos filmes americanos, porque siempre hemos tenido un gran acceso a la cinematografía europea. Esta vez tenemos la película de Frederick Wiseman, que siempre está en Fidocs, pero se agregó un documental de Travis Wilkerson, la cinta de Jim Jarmusch y Blue velvet revisited, que aunque la dirige un alemán trata sobre Terciopelo azul y Lynch", explica Flores.
El director de Fidocs enfatiza que en esta oportunidad el encuentro trata de ir un poco más allá en el riesgo. Justamente Blue velvet revisited no es un filme estándar: no es un mero making of, sino que un montaje aparte, con entrevistas y detalles que se intercalan con la música de las bandas Tuxedomoon y Cult with no name.
En una puesta en escena fragmentaria, llama la atención ver a Lynch preocupado de todos los detalles, como si filmar fuera extensión de su trabajo en la pintura: escribe letreros del set, "maestrea", da instrucciones de decorados. No levanta la voz, jamás deja su cigarro, siempre viste bien. Mientras, dice: "Terciopelo azul trata sobre lo que pasa en el interior de las personas. Todos tenemos una apariencia, pero debajo de ellas hay muchas cosas extrañas sucediendo".
La película, un clásico sobre un muchacho de pueblo, su novia y un pervertido de antología a cargo de Dennis Hopper, es tal vez la esencia de Lynch y la suerte es que un desinhibido alemán grabó 60 rollos de cine en el rodaje. Una por día.
El primer punk y el odio racial
El panorama americano de Fidocs 2017 sigue con Gimme danger, la reverencial película documental que Jim Jarmusch (El camino del samurái) le dedicó a Iggy Popp y The Stooges, una de sus bandas preferidas. La cinta, que tiene bastante de fan, va más allá del mero gusto personal en la medida que Iggy Pop y sus muchachos de Michigan fueron además un grupo sin parangón en su momento. Nacieron adelantados una década y brillaron con la energía y corta vida de una estrella fugaz: entre 1967 y 1974, con una interrupción, descargaron cuatro discos que prologaron el punk, el heavy metal y el rock de garage.
Hijos del blues clásico y frontales en sus actuaciones en vivo, Iggy y los Stooges eran pura dinamita. La combinación de una banda en revolución permanente y un director zen como Jarmusch da como resultado un filme imperdible, estrenado en Cannes 2016.
El veterano realizador estadounidense Frederick Wiseman (1930), uno de los más grandes documentalistas de ese país, llega a Fidocs con su último trabajo, Ex libris: The New York Public Library (2017), estrenado en el último Festival de Venecia, donde ganó el Premio Fipresci de la Crítica. Ya sea exhibiendo la mecánica de las instituciones que hacen las leyes (State legislature), siguiendo la fiera rutina de las escuelas de ballets (La danse) o ingresando en los gimnasios de box (Boxing gym), Wiseman se las ha arreglado para informar como nadie de que está compuesta la vida que no vemos, aquella que no aparece en la primera plana. Siempre, además, lo hace en forma sagaz e iluminadora, como es el caso ahora con la Biblioteca Pública de Nueva York.
Lo que importa siempre son los rostros y las sensibilidades detrás de la rutina: el hombre que contesta el teléfono desde su escritorio, los escolares llevados por el profesor, los maestros de las clases de baile a medio día. Los libros son sólo la excusa para otro retrato de humanismo explícito.
De todos lo filmes estadounidenses de este Fidocs, tal vez el más sorprendente es Did you wonder who fired the gun?(2017) de Travis Wilkerson. Cineasta radical de izquierda y partidario de llevar las películas con discurso a a las mayores audiencias posibles, Wilkerson se vio influido por el cine latinoamericano político de los 60 y en particular por el documentalista cubano Santiago Alvarez. Pero más allá de la política, Wilkerson tiene algo necesario: talento. Su última cinta, la que estará en Fidocs, fue elegida por The Village Voice entre las mejores del Festiva de Sundance 2017: cuenta la semi-olvidada historia del bisabuelo de Wilkerson, un supremacista blanco del pobre estado de Alabama que en 1946 fue encarcelado por matar a quemarropa a un hombre negro.
Ganadora del prestigioso Festival de Locarno 2017, Mrs. Fang del documentalista chino Bing Wang, es un hueso duro. Muestra en forma implacable, sin contemplaciones ni poesía, la muerte en directo. Quien va apagándose es la señora Fang del título, aquejada de Alzheimer a los 67 años de edad.
Entre las cintas chilenas de esta edición de Fidocs hay historias que cruzan familia y política (El color del camaleón, de Andrés Lübbert), tragicómicas aventuras derivadas de la crónica roja nacional (Robar a Rodin, de Cristóbal Valenzuela) y exploraciones desaforadas en micromundos, como el del fútbol amateur y su invencible legión de árbitros (La directiva, de Lorena Giachino). También llega Tierra sola, la película de Tiziana Panizza que ganó hace dos semanas la competencia chilena del Festival de Valdivia: a partir de registros históricos de Isla de Pascua desde los años 30 a 70 hay uan reflexión sobre su destino de aislamiento en medio del océano.
De José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola (El pejesapo) se dará su segunda incursión en el documental tras Crónica de un comité. La película, que se exhibió en el último Festival de La Habana, es Il siciliano, una incisiva inmersión en el universo de Juan Carlos Avatte, el rey del negocio de las pelucas en Chile y proveedor oficial en la televsión de los 70 y 80, desde Sábados Gigantes a El Festival de la Una. Artesano incomparable de la peluca, el bigote, el peluquín, las pestañas y las extensiones, Avatte es un tipo de gusto sentimental y masivo: los imitadores de Camilo Sesto, Sandro y Julio Iglesias se suceden en su cumpleaños. Su abuelo llegó de Sicilia y sembró dos ramas que se extendieron por Argentina y Chile. La santiaguina, la que tuvo a Juan Carlos Avatte viviendo hasta agosto de este año en Avenida Rancagua 0271, es la que cuentan Sepúlveda y Adriazola. La película no puede ser más oportuna: el amo y señor de las pelucas murió en agosto.