No existe plan defensivo que pueda frenar la calidad individual en el fútbol. Es cierto que se pueden plantear estrategias para intentar mitigar los efectos del eventual desequilibrio que puede imponer algún futbolista desde su calidad y habilidad, pero a la larga los grandes futbolistas siempre terminan encontrando respuestas para brillar en los momentos decisivos.

Diego Buonanotte y Nicolás Castillo están en esa categoría de futbolistas distintos. Inteligentes para saber cómo enfrentar esta clase de finales. Valientes para aislarse de la presión externa y enseñarles el camino a sus compañeros. En Iquique, en el partidos más importante del semestre, sacaron a relucir toda la chapa para dejar servido en bandeja un bicampeonato histórico para la UC. Ambos guiaron al elenco cruzado a una victoria merecida, ante un rival que desde lo colectivo intentó acortar las distancias individuales entre uno y otro plantel. Pero hoy por hoy, el tándem está imparable.

Cavancha fue testigo de la mejor exhibición de Castillo y Buonanotte. Además de convertir todos los tantos de la UC, mostraron una superioridad individual sobre el resto demasiado notoria. Fue, a ratos, un show. Que por supuesto celebraron sus compañeros y lo padecieron los locales. Sin ninguna duda.

Apenas hubo 20 minutos de lucha franca. Donde el título del Apertura no parecía tener dueño. En ese arranque frenético, donde se estableció un 2-2 en un breve lapso de tiempo, Iquique pareció agotar todas sus energías. Tiró todo para acortar la brecha individual, tratando de justificar su candidatura frente a su más enconado rival. Pero aún así, no pudo marcar diferencias.

La UC, abrazada a sus cracks, fue tomándole lentamente el peso al partido. Pero sabiendo que contaba con los ases de espada, que aguardaron el momento preciso para mostrar los colmillos afilados. Castillo tardó menos de 10 minutos para ratificar por qué es el mejor delantero de la competencia chilena. Un pique demoledor para dejar tirado a Guerrero y luego con un zapatazo alto vencer a Naranjo. Sería su primer gran acto de cuatro que tuvo en Cavancha, que le permiten además instalarse como máximo artillero del Apertura.

Pero así como los goles corrieron por cuenta del oriundo de Renca, la calidad y el brillo para acariciar la corona estuvo en el botín zurdo de Buonanotte. Calidad de sobra para marcar diferencias en cada arranque y frialdad para definir en los momentos apremiantes. Como ante la U o Antofagasta, el Enano otra vez fue el farol del mejor equipo del año. En Iquique regaló dos golazos y desde su desequilibrio agrandó a sus compañeros, que parecen disfrutar a su lado.

Iquique, ante tamaña demostración de superioridad, solamente tuvo tiempo para admirar. Ni siquiera quiso ensuciar la actuación de la visita con infracciones violentas. Entonces, las diferencias en el marcador se fueron ampliando de la mano de Buonanotte y Castillo, para jolgorio del centenar de cruzados que llegaron a Cavancha.

Así, la UC quedó a las puertas de un momento histórico. Está a 90 minutos de un bicampeonato tantas veces acariciado, pero jamás abrazado. Temuco será la última estación de un viaje directo a la gloria, donde Castillo y Buonanotte llevan la conducción. El sueño está más cerca que nunca. Ahora sólo depende de ellos hacerlo realidad.