En julio, Radio Asia Libre reportó que los jugadores norcoreanos fueron humillados públicamente y que su entrenador fue sentenciado a trabajos forzados, en ambos casos por haber "traicionado la confianza" del líder supremo, Kim Jong-il, con una "deshonrosa" participación en el torneo.
Corea del Norte empezó bien la competencia, perdiendo frente a Brasil únicamente por un marcador de dos goles a uno.
Esa buena presentación motivó a las autoridades norcoreanas a tomar la medida sin precedentes de autorizar la transmisión en vivo de su segundo juego, frente a Portugal, en el que cayeron derrotados por siete a cero.
El seleccionado culminó su participación con otra derrota frente a Costa de Marfil, que se impuso por tres a cero.
"CRITICA Y AUTOCITICA"
Según Radio Asia Libre, la sesión de "crítica y autocrítica" que ocurrió al regreso del equipo a Pyongyang se prolongó por más de seis horas, durante las cuales los jugadores tuvieron que desfilar en una plaza pública soportando los insultos de unas 400 personas.
Sólo se salvaron de la humillación la estrella de la selección, Jong Tae-se, y su compañero An Yong-hak, quienes se encontraban en Japón, donde juegan profesionalmente.
Por su parte, el entrenador Kim Jong-hun no sólo fue expulsado del Partido de los Trabajadores, sino que también fue condenado a trabajar en una cantera.
Hablando en una conferencia de prensa en Singapur, el presidente de la FIFA, Sepp Blatter, dijo que se le había pedido a la federación local más información sobre el incidente.
El ente regulador del fútbol internacional, que no aprecia la intervención estatal en asuntos futbolísticos, reconoció sin embargo que las denuncias serán difíciles de probar.