Virginia ejecutará el próximo 10 de noviembre a John Allen Mohamed, el tristemente célebre "francotirador" que sembró el terror en el este de Estados Unidos en 2002, según determinó hoy un juez de ese estado.

Mohamed fue el cerebro de 13 tiroteos perpetrados al azar en Virginia, Washington, Maryland y Alabama y que provocaron la muerte de 10 personas en octubre de 2002. Actuó en compañía de un joven asistente, Lee Boyd Malvo, quien se encuentra condenado a cadena perpetua.

Según se informó hoy, el fiscal general de Virginia había pedido que la ejecución tuviera lugar el 9 de noviembre pero, dado que es lunes, el abogado defensor de Mohamed pidió que se retrasara un día para dejar abierta la posibilidad de que pudieran llevarse a cabo peticiones de clemencia de última hora.

El abogado defensor del condenado, Jonathan Shledon, anunció ya que se iba a apelar la decisión ante el Tribunal Supremo de EEUU y que igualmente se iba a solicitar la clemencia del Gobernador de Virginia, Tim Kaine, que es quien tiene la última palabra en el caso.

Entre las diez víctimas mortales del francotirador hubo siete hombres y tres mujeres de entre 25 y 72 años, la mayoría asesinados en Maryland y Virginia, y también en Washington y Alabama.

Además, tres personas resultaron heridas de gravedad: una mujer de 43 años y un hombre de 37, ambos en Virginia, y un niño de 13 años, todo ello en puntos distantes en un máximo de 150 kilómetros.

El francotirador y su asistente tuvieron desorientada a la Policía durante semanas porque actuaban de forma completamente invisible y disparaban desde cierta distancia, desde el interior de un vehículo especialmente equipado, contra objetivos tomados al azar, como gasolineras o puertas de establecimientos.

Mohamed, que fue el cerebro de estas semanas de terror, es un veterano de la Guerra del Golfo Pérsico (1991) que se convirtió posteriormente al Islam. Se ha divorciado en dos ocasiones y es padre de cuatro hijos.

Su aparición en escena se produjo el 2 de octubre de 2002, cuando se cobró su primera víctima mortal y siguió sembrando el terror hasta el 24 de octubre, cuando fue detenido en compañía de su asistente.

Durante estas tres semanas, en el área en la que actuaba, las actividades normales se convirtieron prácticamente en actos heroicos.

Los padres tenían miedo de que los niños fueran al colegio, la gente se resistía a poner gasolina especialmente de noche y la actividad comercial se vio disminuida.

Teniendo en cuenta que estos sucesos se produjeron apenas un año después de los atentados del 11S, la sensación de inseguridad en el país era brutal.

Tanto es así, que estos dos francotiradores, que actuaban para divertirse, provocaron que la Casa Blanca concediera una ayuda de 600.000 dólares para reforzar las medidas de seguridad en torno a los colegios del área.

Finalmente, el 24 de octubre, Mohamed y su colega Malvo fueron sorprendidos por la Policía cuando dormían en el interior de un automóvil en un área de servicio de una autopista y pasaron inmediatamente a disposición de un juzgado federal de Baltimore (Maryland).

En el mismo vehículo se encontró un "Bushmaster" AR15 de calibre 5,56 milímetros que las autoridades inmediatamente catalogaron como "el arma asesina involucrada en los tiroteos".