A la inseguridad y la devaluación, los venezolanos han debido sumar un nuevo problema: la dificultad para adquirir insumos básicos. Miles de personas han inundado en los últimos días supermercados y centros de abasto tratando de conseguir bienes de primera necesidad, como leche en polvo, pañales y detergente, después de una temporada navideña que arrasó con las estanterías y profundizó la escasez que vive el país. Lejos de admitir su responsabilidad, el gobierno del Presidente Nicolás Maduro ha optado por acusar a la oposición de "querer manipular" la situación, mientras la justicia se prepara para procesar a quienes han sido detenidos por protestar contra la escasez e, incluso, fotografiar las filas.
"Uno aquí, viviendo en carne propia la escasez, llevando sol, agua, empujones, golpes para tratar de comprar harina, pollo, azúcar, café, mientras Maduro y su familia se pasean por China y Medio Oriente", se quejó a Ansa, Adriana Morena, una dueña de casa de 37 años en la extensa fila que había en los alrededores del Bicentenario de San Bernardino en Caracas, uno de los locales de la red de hipermercados estatales. Similar es el reclamo de Jesús Calderón, un electricista de 38 años, quien esperaba entrar a un supermercado del este de la capital. "Este es el peor nivel de escasez que hemos visto en los últimos 30 años, porque antes faltaban las cosas, pero no todo al mismo tiempo y no se desaparecían completamente. No hay comida", dijo a la agencia Reuters.
En el interior del país la situación no es mejor. Según el diario El Universal, quienes viven en Puerto Ordaz, en el estado Bolívar (sur de Venezuela), desde hace más de un año deben realizar "kilométricas colas" para adquirir productos básicos. Es el caso de Maryelis Cedeño, quien tuvo que formar una fila de más de 100 personas para adquirir pañales para sus pequeñas hijas. "Hacemos la cola por necesidad, no porque queremos. A mi hija le estoy poniendo trapitos y pañales de tela", afirmó, ante el déficit de un producto que compró por última vez en 600 bolívares un paquete (US$ 95 al cambio oficial).
Pese a ello, el ministro del Despacho de la Presidencia y vicepresidente para la Seguridad y Soberanía Alimentaria, Carlos Osorio, prefiere hablar de la existencia de "algunas deficiencias en algunos productos, porque no lo vamos a negar". Si bien asegura que "estamos tomando las medidas puntuales para corregirlas", aclara que "no es como los voceros de la oposición han querido manipular, que en Venezuela no hay comida". "No vamos a aceptar que por ningún tipo de manipulación se le pretenda llevar al pueblo venezolano a la zozobra", agregó. Según Reuters, el gobierno denunció que "infiltrados" en las filas buscan llamar a protestas como las que dejaron 43 muertos en 2014.
Desde la oposición, Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática, replicó diciendo que "el problema de la escasez y los precios de los artículos de primera necesidad no es cuestión de fantasía ni inventos de la oposición". "Si el gobierno no corrige el rumbo económico (...) esto va a derivar en situaciones de desasosiego, estallidos sociales y quien sabe qué puede pasar", advirtió.
En la misma línea, el líder opositor y ex candidato presidencial, Henrique Capriles, afirmó que el pueblo venezolano "comienza a desesperarse y se le agota la paciencia".
Según expertos citados por El Universal, si la oposición desea ganar seguidores con miras a las elecciones parlamentarias de este año debe "capitalizar el descontento". Y, al parecer, lo está haciendo. El plan "Indignación y esperanza" anunciado por la Mesa de Unidad, pretende acompañar a los ciudadanos en las filas.
En medio de este escenario, los gobernadores oficialistas de los estados de Bolívar y Yaracuy prohibieron las filas nocturnas, alegando que la mayor parte de quienes las hacen son revendedores. Por su parte, el diario El Nacional informó ayer que la justicia procesará a 11 personas, dos de ellas reporteros gráficos, que fotografiaban protestas contra la escasez y colas para comprar alimentos.