La Presidencia de Filipinas reiteró hoy que no pagará un rescate para liberar a los dos alemanes secuestrados por que el grupo islamista Abu Sayyaf, que amenaza con decapitar a uno de ellos mañana.
"Lo que queremos es garantizar la liberación en condiciones seguras, pero reiteramos que no pagaremos un rescate", afirmó el ministro de Comunicaciones, Herminio Coloma, en una rueda de prensa recogida por el diario Sun Star.
Los rebeldes de Abu Sayyaf exigen 5,6 millones de dólares y que Alemania retire su apoyo a la ofensiva aérea de Estados Unidos contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) como condición para no decapitar a uno de los alemanes mañana, 17 de octubre, a las 15.00 hora local (07.00 GMT).
"El Gobierno filipino está esforzándose al máximo para que sean liberados los rehenes alemanes", agregó Coloma.
El Ejército ha enviado un equipo militar especializado en rastreo que se ha unido a los siete batallones que se encuentran en la isla de Sulu, a unos 980 kilómetros al sur de Manila, donde se cree que están escondidos los secuestradores.
Abu Sayyaf difundió el miércoles una fotografía que mostraba al alemán Stefan Viktor Okonek, de 74 años, sentado dentro de la que supuestamente será su tumba con las manos atadas a la espalda y en el fondo una bandera asociada a la red terrorista Al Qaeda.
Okonek y su pareja, Henrike Dielen, de 55 años, fueron secuestrados el pasado mes de abril en las aguas del suroeste de Filipinas, aunque no fue hasta el 24 de septiembre cuando los islamistas amenazaron con matar a los cautivos si no se cumplían sus exigencias.
Ambos rehenes han solicitado ayuda públicamente tanto del Gobierno alemán como del filipino y han denunciado las malas condiciones en las que se encuentran en varias ocasiones.
Abu Sayyaf se mostró ayer dispuesto a anular el ultimátum si se abrían negociaciones con el ministro de Asuntos Exteriores filipino, Alberto del Rosario, pero tanto Alemania como Filipinas mantienen su política de no negociar con terroristas.
El grupo islamista, vinculado a Al Qaeda y formado por unos 400 rebeldes, tiene en su poder a otros dos europeos -un holandés y un suizo- desde febrero de 2012, además de un guardia costero malasio y una mujer china y su hija.
Esta banda fue creada en 1991 por un puñado de excombatientes de la guerra de Afganistán contra la antigua Unión Soviética y se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años en Filipinas y numerosos secuestros con los que se financia.