Ha sido un año fiero en el Festival de Cannes. Los primeros cinco días las lluvias arreciaron con todo, las calles se vaciaron y los bares y restaurantes sirvieron de refugio ante el temporal. También fueron las jornadas en que se exhibieron las películas más violentas y descarnadas: desde la china A touch of sin de Jia Zhang-Ke, o la mexicana Heli de Amat Escalante, a la francesa La vie d'Adèle de Abdellatif Kechiche, o la coproducción Only God forgives de Nicolas Winding-Refn. También hubo espacio para los ejercicios más nostálgicos, como Inside Llewyn Davis de los Coen; Like father, like son del japonés Hirokazu Kore-Eda; y Nebraska, de Alexander Payne.

Aún cuando resta por exhibirse, hoy, Venus in furs de Roman Polanski y Only lovers left alive de Jim Jarmusch, ya hay favoritas. El consenso entre los medios en Cannes es más o menos claro en darle los mayores elogios a La vie d'Adèle. La revista Le Film Francais, que reúne un promedio de críticas de los principales medios galos, le otorga el mayor puntaje a la cinta, seguida de Le passé de Farhadi. La publicación británica Screen Daily, que hace lo mismo con los medios anglosajones; el diario inglés The Daily Telegraph y El País de España también votan por la película fracesa.

Que gane es otra cosa. Steven Spielberg, un realizador que evita filmar escenas de alcoba, es el presidente del jurado y su visión del sexo debería jugar en contra de esta cinta, donde la pasión adolescente es la carne y el hueso. A él tal vez le interesaría premiar la melancólica Nebraska de Payne o, la muy interesante y familiar, Like father, like son.

El francés de origen tunecino Kechiche es un gran retratista del alma femenina y La vie d'Adéle es sólo la confirmación de aquella trayectoria. Inspirada en el cómic Blue is the warmest color de Julie Maroh y sobre todo en la novela La vida de Marianne de Pierre de Marivaux, la cinta narra la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos) desde su último año en el colegio hasta los 25, cuando ya es profesional, en el norte de Francia. En el colegio le gustan los chicos y tiene una aventura con uncompañero hasta que conoce a una muchacha mayor de pelo azul. Ella estudia artes en la universidad y se llama Emma. En ese momento, Adèle entiende que lo suyo no son los hombres.

El cine estadounidense ha colocado dos cintas que aspiran a premios: Inside Llewyn Davis, de los hermanos Coen, y Nebraska. La primera es una crónica del fracaso vestida de historia del folk en los 60 y la segunda es la odisea de un anciano con demencia senil en el Medio Oeste norteamericano.

De Japón destaca Liker father, like son, de Kore-Eda, que describe los conflictos de dos familias cuyos hijos fueron intercambiados al nacer. La trama parece a primera vista un melodrama, pero el director sabe transformarlo en un retrato emotivo de ausencias paternas e hijos en busca de afecto. En similar línea se mueve el iraní Asghar Farhadi, quien ahora presentó Le passé. Protagonizada por Bérénice Bejo y Tahar Rahim, el filme relata los problemas al interior de un matrimonio cuando el esposo iraní decide dejar Francia y volver a Irán.