En 2014 una iniciativa en Finlandia encendió una polémica. El Instituto Nacional de Educación presentó un proyecto que se comenzaría a implementar dos años después, que indicaba que la caligrafía tradicional seguida o letra ligada ya no sería obligatoria, pero se mantendría la escritura manual con letra de imprenta y se potenciaría el uso del teclado.

La fecha se cumplió. En agosto la indicación comenzará a ser efectiva en los colegios. Pero en el camino comenzó a crecer la idea de que se eliminaría la escritura a mano de la enseñanza.

El mundo se sorprendía de que Finlandia, modelo de educación, tomara la decisión de desplazar la escritura a mano en favor de la escritura en teclado. Pero según sus autoridades, es un mal entendido. "La escritura que se realiza a mano con un bolígrafo no termina, y se considera muy importante para adquirir destrezas y memoria", aclaró entonces Minna Harmanen, responsable del Instituto Nacional de Educación finlandés.

Más allá de la explicación, la medida abrió un provechoso debate en muchos lugares del planeta, para analizar la relevancia que tiene hoy el escribir a mano cuando la tecnología está presente en todos los ámbitos de la vida, en especial para los niños.

Niños y tecnología

Ana Caviedes, directora del Centro de Apoyo a la Enseñanza y el Aprendizaje U. Diego Portales, dice que Finlandia tiene un sistema en que la educación es el valuarte principal del país, "y tienen esa preocupación por el individuo y sus procesos creativos".

Un proceso al cual Chile todavía no ha llegado, "pero es bueno hacer la discusión. Ya los niños de siete u ocho años logran la escritura digital incluso más rápido que la generación anterior, pero no es algo que está incluido dentro del sistema escolar".

Alicia Núñez neuróloga pediatra de la División de Pediatría de la Facultad de Medicina de la U. Católica, indica que la decisión de Finlandia de sacar la escritura de letra ligada, pero mantener la imprenta, no afecta el desarrollo neurológico de los niños. "Ellos van a incorporarse a los nuevos tiempos y usar mecanografía, son líderes en cuanto implementar nuevas estrategias en educación".

Sin embargo, dice, no se debe dejar de considerar que hoy los niños son más tecnológicos e incorporan, por ejemplo, las tabletas en etapas preescolares.

Hoy computadores, tabletas y teléfonos móviles se han convertido en elementos cotidianos para los niños desde temprana edad. También son herramientas de aprendizajes, que han reducido la frecuencia con la que se escribe a mano.

Dice que no se trata de pensar que son dañinas, sino de usarlas correctamente, esto es, no más de 45 minutos continuos. "Bien usadas está bien, no se puede ir en contra de la tecnología".

Gómez es investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE) considera que no hay que creer que la escritura digital y manual son enemigas. "Pueden completarse, ambas colaboran en desarrollar habilidades".

De ese modo, dice Gómez, la escritura manuscrita desarrolla la motricidad fina y ayuda a fijarse en el detalle de las palabras, algo lo que no pasa en el computador. "Ayuda a la ortografía, al aprendizaje del vocabulario y generar la relación de las palabras, como entre el artículo y un adjetivo, todo lo que tiene que ver con la parte morfosintáctica".

La enseñanza de la escritura ayuda a desarrollar habilidades motoras finas y gruesas, así como el apoyo a la comprensión de cómo suenan las palabras.

En la escritura en un teclado, en cambio, se escribe más rápido y permite tener contacto con la memoria de trabajo. Actividad que permite poner más atención por el conjunto del lenguaje, lo que permite la coherencia.

"Se puede borrar rápidamente una palabra, se puede editar, lo que es importante porque uno no piensa linealmente al escribir. Primero se tiene una idea y luego otra, y luego se vuelve a cambiar, lo que permite desarrollar la escritura experta y un buen escritor es el que piensa para quién escribe", dice Gómez.

Relevancia de escribir

Un reciente estudio del CIAE, dirigido por Gómez, aborda el rol clave que tienen las escuelas en el aprendizaje de la escritura.

Estudiaron escuelas de alto rendimiento en el Simce 2013, y las prácticas de enseñanza, concepciones y cultura en torno a la escritura a través de entrevistas a docentes, observaciones en clases y grupos focales con niños y análisis a sus escritos.

La escritura es una competencia básica y fundamental para el desarrollo del aprendizaje, la comunicación y la participación en la sociedad. Su adquisición, dice Gómez, es un proceso largo y complejo, que no surge de manera natural y que es sustancialmente distinto del lenguaje oral.

Y se trata de una práctica que pese a todos los avances tecnológicos, para los niños tiene mucha relevancia. Lo grafican uno de los resultados más consistentes del estudio, que es la respuesta que dieron a la pregunta: ¿A quién conoces que escriba bien? En los seis grupos focales y, también, en el pilotaje, la respuesta más reiterada por los niños fue "mi papá", "mi mamá" u otros familiares cercanos.

"Lo que aparece con mayor frecuencia en las conversaciones con los niños es la imagen de sus padres como escritores en situaciones de estudio y trabajo", dice Gómez. Por ejemplo, dicen "mi papá trabaja y es como bien organizado, pone todo lo que hace en una agenda".

Cuando se les pregunta por qué escriben bien sus padres, los niños aluden a aspectos formales como la ortografía y la caligrafía, pero también a criterios más complejos como la coherencia ("se les entiende") y a la creatividad: "Mi mamá tiene letra bonita y nunca tiene faltas de ortografía".