A comienzos de este año, Alejandro Aravena se convirtió en el primer chileno en recibir el Premio Pritzker, conocido como el "Nobel de arquitectura". El acta del jurado destacó, además de sus diseños innovadores y sofisticados, su compromiso con la sociedad y su desafío "para servir mayoritariamente a necesidades sociales y humanitarias". El trabajo de Aravena ha tenido una preocupación especial por la lucha contra las desigualdades sociales. Bajo este prisma, Aravena dirigió la 15ª versión del Bienal de Arquitectura de Venecia 2016, exposición internacional que concluyó este domingo y que fue llamada la "bienal de los pobres".
Con el título Reporting from the Front (Reportando desde el frente), la muestra reunió desde el 28 de mayo a 88 arquitectos internacionales, seis de ellos chilenos. Los arquitectos locales Juan Román y José Luis Uribe curaron la muestra ofrecida en el Arsenal de Venecia, titulada A Contracorriente, un espacio de 15 proyectos diseñados por estudiantes de la Universidad de Talca que buscan mejorar las condiciones de vida de los pobladores rurales del país.
El enfoque de la bienal, según Aravena, fue compartir las visiones sociales de los arquitectos en su búsqueda por aportar "nuevos campos de acción enfrentando problemáticas como la segregación, desigualdades, periferias, falta de infraestructura sanitaria, desastres naturales, escasez de vivienda, migración, informalidad, crimen, tráfico, basura, polución y participación de comunidades".
Reportando desde el frente registró un total de 259.725 visitantes, un 14% más que su versión anterior, de los cuales el 45% eran estudiantes menores de 26 años, provenientes de 140 universidades, 80 de ellas extranjeras. La cifra de público la convierte en la versión más visitada de la historia.
El León de Oro para la mejor participación en la muestra Reporting from the Front fue para Gabinete de Arquitectura, de Paraguay. El premio fue concedido a Solano Benítez, Gloria Cabral, y Solanito Benítez por "aprovechar los materiales simples, el ingenio estructural y de obra no calificada para acercar la arquitectura a comunidades marginadas" (ver fotografía). En tanto, el mejor pabellón nacional fue el español por su muestra Unfinished.
Aravena se mostró satisfecho con el resultado de la bienal y señaló que su intención era "mostrar que el rol de la arquitectura es identificar las preguntas correctas y aportar respuestas prácticas". Y agregó: "Espero que esta Bienal de Arquitectura haya dado a todos los arquitectos nuevas herramientas para mejorar la calidad de vida de la gente".