En enero de 2007, en una de las islas frente al borde acantilado del lago Lleu Lleu, en plena cordillera de Nahuelbuta, se realizó una reunión secreta. Participaron Héctor Llaitul, el líder operativo de la Coordinadora Arauco Malleco, dos activistas más y tres ciudadanos argentinos. En ese encuentro, lejos de la mirada de la policía, se adoptaron decisiones cuyos efectos se sienten hasta hoy.

"En esa reunión hay un clic, algunas decisiones. Después ocurrió la detención de Llaitul, en febrero, en Concepción. Cuando lo detienen, llevaba un arma, munición. Pero, además, llevaba dólares, bolívares, pesos argentinos y pesos chilenos". La sospecha del fiscal jefe de La Araucanía, Francisco Ljubetic, es que se acordó radicalizar las reclamaciones, organizar el reclutamiento de universitarios y comenzar a aplicar la preparación de guerrillas adquirida en campamentos de las Farc en Colombia.

"Esta tesis parte cuando veo cómo han operado algunos grupos, veo que necesariamente tienen que haber recibido alguna formación de carácter paramilitar. Sin ser militares formales. Eso significa el vestuario, las botas, la cubierta, el armamento, la división de funciones, el liderazgo", explica Ljubetic.
En ese encuentros, además,  se habría comenzado a diseñar el modelo de financiamiento de la CAM para sostener las operaciones: quema de camiones, uso de armas de guerra, el aparato comunicacional y tomas de tierras cada vez mejor planificadas. Una de las soluciones diseñadas fue el robo de madera, que se denominó la "recuperación productiva".

"Es una nueva variedad. La idea es que si ellos recuperan la tierra, es obvio que la recuperan con todo lo que está plantado, pero mientras no recuperen la tierra, ejercen una 'recuperación productiva'. Osea, de lo que está sembrado, que saben que es ajeno, pero que según ellos les pertenece", explica el jefe del Ministerio Público en la IX Región.

Para robar la madera utilizan aserraderos móviles que trasladan a los campos. La faena se realiza con motosierras: "Las forestales saben que les están sustrayendo madera, porque tienen guardias y sistemas georreferenciales. Pero permiten alguna suerte de sustracción menor", señala.

Según Ljubetic, esto tiene dos razones: "Dar argumentos de buena vecindad -dicen ellos- y segundo porque pareciera que es como el hurto hormiga de los supermercados: existe la posibilidad que dentro del costo que tengo yo, hay una pérdida aceptable y con eso se evitan dificultades".

"IMPUESTO REVOLUCIONARIO"
¿No es una forma velada de extorsión o de pago por protección? "Las interpretaciones -responde Ljubetic- van para ambos lados. Es que la mayoría no quiere tener problemas, eso es una realidad. No tengo antecedentes que acrediten esto, pero sí tengo información verbal de que en algunos sectores hay que personas que han hecho pagos para poder sacar sus productos. No nos ha llegado nada oficial. Esa gente no quiere que su nombre suene, porque si su nombre suena es un riesgo para él, para su campo, para su vida".

¿Es el pago de peaje?
Claro. Yo (en el caso de la empresa forestal o agricultor) no quiero estar en el tapete, no quiero que mi nombre salga, no quiero que se tomen mi fundo y no quiero tener problemas, entonces '¿cuánto me cobran por camión?'. Yo tengo esa información, pero la verdad de eso es que los que han estado involucrados son quienes tienen que contarlo.

¿Llama a los afectados a denunciar?
Obviamente. Esa es una situación irregular, podría incluso estar al límite de la extorsión. De hecho, el provocar a alguien para obtener algo a cambio de una ventaja económica. Ese peaje, algunos dicen que efectivamente en algunas zonas.

¿Se manejan valores?
No. Alguien por ahí me contó que eran $ 20 mil ó $ 30 mil por camión. Dentro de esto hay cosas curiosas: las forestales incluso han bajado el precio de la madera en el entendido de que hay una oferta de especies que son irregulares.

Según el fiscal, algunas empresas forestales de las más grandes han optado por otra alternativa para evitarse problemas: "Han hecho una cosa distinta con una apariencia más regular. Asociarse con algunos mapuches. Esto implica darles trabajo, inversiones en mejora de caminos, iluminación, escuela. Con eso se han asegurado de que el mapuche no va a quemar el campo".