De los más de 20 atentados en la Región Metropolitana,  investigados por la fiscalía Sur, ninguno había tenido resultado de lesiones, salvo la colocación de un artefacto explosivo que terminó con la amputación de una mano de quien lo instalaba, como fue el caso de Luciano Pitronello, junio de 2011.

Así lo aseguró a La Tercera el fiscal regional (s), Francisco Bravo, quien calificó el atentado que afectó esta tarde un local de comida rápida en el Patio SubCentro, en la estación de Metro Escuela Militar, como el más grave de los últimos años.

Bravo confirmó que la detonación de un artefacto explosivo al interior de un basurero dejó a 10 personas lesionadas.

"Desde el punto de vista de los efectos que ha tenido, sin duda es el (atentado) más grave, porque hay personas que han sido lesionadas. En los otros atentados no hubo lesionados", dijo el fiscal.

Más aun, manifestó Bravo, el atentado tuvo una "evidente intención" de lesionar personas, sobre todo, "considerando la hora del atentado en un lugar público".

Anteriormente, ya el fiscal regional de la zona Sur, Raúl Guzmán había manifestado su preocupación tras el atentado explosivo al interior de un vagón el metro en la estación Los Dominicos, ocurrido en julio pasado.

Guzmán enfatizó que ha evolucionado el fenómeno de la colocación de artefacto explosivo en la Región Metropolitana, pues éstos ya no ocurren sólo en lugares aislados.

"Estamos hablando de espacios públicos que son utilizados por ciudadanos en un horario de funcionamiento abierto", esto, dijo el fiscal, "claramente denota una situación de mayor gravedad, de mayor peligro para la integridad y la vida de las personas".

Según dijo el fiscal Francisco Bravo, en ambos atentados explosivos, se utilizó un similar artefacto. "se trata de un artefacto con un temporizador analógico, y en consecuencia pudo ser detonado a distancia o pudo ser colocado con un tiempo para su explosión. Es un extintor con pólvora negra", dijo el persecutor.