“Yo estaba en el antejardín de mi hogar, con unos amigos. Pasadas las 05.30 sentimos los gritos de una mujer. Primero pensé que estaba ebria. Luego, cuando aumentaron, mi amiga me dijo que mirara. Desde el interior de la casa, hacia la esquina, observé un hombre vestido de oscuro, el cual estaba arrodillado, en dirección al poniente. Movía sus manos arriba y abajo, en forma reiterada. No pude ver qué tenía. Sentí fuertes golpes. El sujeto se levantó y caminó al oriente. Luego, el tipo se devolvió y se puso de rodilllas, en el suelo, y comenzó a hacer lo mismo. Al final, salió corriendo”.
La frase fue leída ayer, en el Juzgado de Garantía de Coyhaique, por el fiscal Luis González. Corresponde a un menor de 17 años, identificado con las iniciales C. J. A., testigo del ataque sufrido en la madrugada del sábado 14 por Nabila Riffo (28), quien presenta múltiples fracturas en el cráneo y la pérdida de sus dos globos oculares y de casi la totalidad de su dentadura. Actualmente, se recupera en Santiago (ver nota secundaria).
En la audiencia, que comenzó a las 12.00 horas, el persecutor formalizó al mecánico desabollador Mauricio Ortega Ruiz (41), actual pareja de la víctima y padre de dos de sus cuatro hijos, como presunto responsable de femicidio frustrado y lesiones graves.
"Hay elementos que permiten sindicar la participación del imputado. Un testigo que lo reconoce por su contextura persiguiendo a la mujer, 12 minutos antes de que concurran los equipos policiales y 22 minutos después de que se quedara solo con la víctima en su domicilio", detalló González sobre el principal sospechoso.
La jornada fue tensa. Afuera, en el frío, vecinos de la víctima y grupos de mujeres protestaban con pancartas contra el femicidio. Adentro, el imputado permanecía en silencio y cabizbajo. “En la madrugada del día 14, él (imputado) estaba en su domicilio, en compañía de un grupo de personas, entre las que se encontraba su conviviente, Nabila Riffo, y sus cuatro hijos. Debido a la ingesta alcohólica se inició una discusión entre ambos. El imputado la insultó, la amenazó e intentó agredir. Cerca de las 06.00 la víctima huye, por calle Lautaro hacia el oriente, desplazándose 89 metros de la casa. Es seguida por el imputado, quien le da alcance y procede a golpearla en reiteradas oportunidades con dos trozos de concreto que portaba en sus manos”, afirmó el fiscal regional Pedro Salgado.
Luego, describió cómo se habría alejado unos pasos, para volver y, supuestamente, causarle heridas en los ojos "con un elemento cortopunzante".
Set de pruebas
Las principales pruebas de la fiscalía en contra de Ortega son cuatro: las llaves de su vehículo Suzuki, halladas a 30 centímetros de la víctima ya herida (minutos antes dos testigos lo vieron con ellas); los trozos de concreto ensangrentado, que no hay en el lugar del ataque, pero sí en la casa de ambos, y que tenían restos de pelo blanco de mascotas, similar al de los animales que habría en su hogar; dos testigos que describieron a un hombre de baja estatura y contextura gruesa siguiendo a la víctima minutos antes del ataque; y el mismo contexto de discusión, amenazas e intento de agresión ocurrido durante parte de la jornada, que presenciaron varias personas.
Además, se informó que cerca de las 05.15 horas de esa madrugada uno de los hijos de Nabila, de 12 años, llamó por teléfono a una tía (Carolina, hermana de la víctima) para que los fuera a buscar, porque su padrastro "estaba muy violento", detalló la fiscalía.
La defensa de Ortega, en tanto, argumentó contradicciones en los testimonios presentados por la fiscalía.
“Mi representado se declara inocente. Hemos visto y escuchado pruebas contradictorias. Testimonios que se refieren a personas con características físicas distintas, incluso con habilidades distintas, hasta quirúrgicas para poder realizar esta macabra operación”, afirmó Fernando Acuña, defensor regional de Aysén.
Agregó que “en dos oportunidades él entregó una versión completa de lo ocurrido esa noche. Efectivamente, hubo una discusión, se pasaron de copas y tanto él como ella estaban incapacitados para poder realizar ninguna de las acciones que se han descrito. Y en su casa no se obtuvo ningún rastro de violencia biológica que lo inculpe”.
Noelia Ruiz, madre de Nabila, sostuvo que "pido justicia, porque mi pobre hija nunca más va a ser la misma, a ella la mataron en vida".
El juez, Mario Devaud, fijó un plazo de 90 días para la investigación. Durante ese lapso, a petición de la defensa, Mauricio Ortega será trasladado hasta la cárcel de Chile Chico, debido a que habría recibido amenazas desde el penal de Coyhaique.