La calificación de la solvencia de la deuda de España corre peligro de ser rebajada de nuevo en 2011 si el costo de la recapitalización de los bancos y cajas de ahorro es mayor de lo esperado, si no se cumplen los objetivos de reducción del déficit y si la economía no se recupera al ritmo que espera el Gobierno. Así lo afirmó David Riley, responsable del área de Calificación de Riesgos de la Deuda Soberana de Fitch, en una conferencia en Londres.
"Vemos que los elementos que pueden desencadenar una rebaja para España en 2011 son mayores de lo esperado, por los costos de la recapitalización de los bancos, una rebaja de los objetivos fiscales y también una recuperación económica menor de la esperada", afirmó.
Fitch también hizo un llamado a España para que elabore un "plan creíble" para la reestructuración de las cajas de ahorro. "La mayor parte de los bancos pequeños y de las cajas todavía tendrán un acceso limitado a la financiación y seguirán dependiendo del Banco Central Europeo (BCE), a no ser que haya una reestructuración más profunda del sector de las cajas", dijo Riley.
El experto de Fitch indicó que otros países periféricos corren este riesgo y no descartó que las grandes economías europeas que conservan la calificación "AAA" bajen la nota en el caso de una recaída económica o de un rápido aumento en los tipos de interés.
No obstante, señaló que mientras los Gobiernos logren alcanzar sus objetivos presupuestarios en 2011 "buena parte del gran peso en términos de ajuste fiscal habrá sido levantado". Aún así, Riley advirtió de futuros nuevos episodios de volatilidad: "desde luego que esperamos ver algunos periodos más de extrema volatilidad en los mercados, similares a los anteriores al plan de rescate de Irlanda por parte de la UE y el FMI".
"Pese a que pensamos que los fundamentos crediticios subyacentes son más sólidos de lo que indican los actuales niveles de riesgo de precios, la prevalencia de un sentimiento negativo en el mercado durante 2011 no es algo descartable", explicó.
Fitch también pidió a Bruselas que adopte una posición más clara en la cuestión de la reestructuración de la deuda, responsabilizando a la "ambigüedad actual" de la incertidumbre en los mercados. Esa volatilidad, dijo Riley, "seguirá mientras no se diga algo más definitivo".