Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de Japón, después de que el gobierno se abstuvo de adoptar nuevas medidas en su presupuesto del actual año fiscal para compensar una demora en la aplicación de un alza al impuesto a las ventas, dijo este lunes la agencia.

La agencia redujo su calificación de Japón en un escalón a "A", un grado que se sitúa cinco peldaños por debajo de la máxima calificación de "AAA". La perspectiva es estable.

"Un motivo por el cual Japón se ubica en una sola A, que es una calificación baja, es la fragilidad en torno al caso base de la deuda pública", dijo Andrew Colquhoun, jefe de deuda soberana para la región Asia-Pacífico de Fitch.

"La tolerancia a las fluctuaciones en el crecimiento y las tasas de interés es baja", agregó.

El yen cayó brevemente a 119,42 unidades por dólar desde 119,17 antes del anuncio, pero luego se recuperó para operar alrededor de 119,30 unidades frente a la moneda estadounidense.

Un plan para bajar el impuesto corporativo también aumenta la incertidumbre sobre si el Gobierno va a generar los ingresos suficientes para hacer frente a su carga de deuda, dijo Fitch en un comunicado.

La decisión de la agencia se suma a una rebaja similar de Moody's Investors a fines del año pasado y podría aumentar la presión para que el Gobierno incluya medidas duras en un programa de disciplina fiscal que dará a conocer en algún momento alrededor de junio.

El uso del gobierno de gastos de estímulo, el avance económico decepcionante y la preocupación de que el crecimiento de la ganancia corporativa no sea sostenible son otros elementos negativos para la calificación de Japón, dijo Fitch.
En diciembre, Moody's redujo Japón a "A1", un escalón por sobre la calificación de Fitch, debido al retraso en el incremento del impuesto a las ventas.

Standard & Poor's tiene una calificación "AA-" sobre Japón, que se ubica tres escalones por debajo de la máxima nota "AAA". La calificación de S&P's para Japón tiene un pronóstico negativo, lo que implica que es posible una rebaja.

La decisión del primer ministro Shinzo Abe el año pasado de demorar un alza sobre un impuesto a las ventas del 8 al 10 por ciento, que había sido previsto para este año, dificulta la posibilidad de eliminar el déficit presupuestario primario, una importante meta de consolidación fiscal.