Las grandes cargas de deuda de las empresas están volviendo a las economías emergentes más frágiles porque en caso de una crisis podrían transmitir rápidamente problemas a los sistemas bancarios, dijo este miércoles el Fondo Monetario Internacional.
La deuda en riesgo de no ser pagada por compañías que ya han pedido mucho dinero en préstamos podría aumentar a US$740.000 millones, o un 35% del total, arrojó una prueba del FMI en que simuló una crisis severa.
"La deuda en riesgo (...) es incluso mayor ahora que en el período posterior al colapso de Lehman Brothers en septiembre del 2008 y está bastante por sobre los niveles previos a la crisis en Asia y países emergentes de Europa, Medio Oriente y Africa", sostuvo el FMI en su Informe Global de Estabilidad Financiera.
El estudio, publicado dos veces al año, describió varias amenazas a la economía global en la medida en que los países se recuperan de la crisis crediticia y apuntan a dejar de depender del dinero barato que los bancos centrales han inyectado en sus economías.
La proporción de firmas débiles después de los impactos financieros fue mayor en Argentina, Turquía, India y Brasil, donde podían responder por más de la mitad de todas las firmas, sostuvo el FMI, usando una muestra de 15 países para su prueba.
Los bancos en Hungría, India, Indonesia, Malasia y Sudáfrica tenían las menores provisiones para crédito malo y podrían tener que recaudar capital adicional de los accionistas si sus prestatarios incumplen el pago de sus créditos, según el reporte.
Las entidades bancarias también dependieron demasiado en el financiamiento de sus negocios a través de deuda a corto plazo en vez de depósitos, particularmente en América Latina y en economías emergentes en Europa, un riesgo conocido en caso de una súbita huida de inversionistas.
En Estados Unidos, las empresas han sido capaces de emitir deuda en términos menos severos que en el pasado.
Los reguladores bancarios estadounidenses emitieron líneas de orientación para los bancos el año pasado para limitar sus riesgos en los llamados préstamos apalancados, o créditos riesgosos que pagan un alto rendimiento y que son usados comúnmente por firmas de capital privado para financiar adquisiciones.
Otro riesgo que encontró el FMI es que ahora más personas tienen inversiones en bonos corporativos a través de fondos mutuos y fondos que cotizan en bolsa. En el pasado, los bancos solían tener un alto inventario de esos bonos, pero las regulaciones actuales hacen eso más difícil.
La entidad afirmó que los bancos de la zona euro aún son presionados por préstamos con mal rendimiento tras la crisis de deuda soberana del bloque monetario.
Los consejeros de bancos centrales también deberían encontrar formas para que las compañías se vuelvan menos dependientes de sus entidades financieras para acceder al crédito, sostuvo el FMI.