El Fondo Monetario Internacional (FMI) certificó los progresos en las reformas económicas y el ajuste fiscal de Portugal tras liberar el quinto tramo, por valor de 1.480 millones de euros, de su programa de ayuda financiera al país.

El FMI recordó en su evaluación que "la implementación de los programas sigue siendo sólida" y Portugal se mantiene en la senda marcada por la troika formada por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE).

A cambio de dichas reformas y ajustes la mencionada troika acordó en mayo de 2011 conceder a Portugal una ayuda financiera de 78.000 millones de euros que entrega en varios tramos.

Con el nuevo desembolso, Portugal ya ha recibido 21.130 millones de euros de la parte correspondiente al FMI de 29.270 millones de euros en tres años.

El FMI celebró el éxito del programa portugués y de la respuesta "impresionante" de la economía a los ajustes, por lo que mantiene su previsión de que Portugal pueda financiarse por su cuenta en los mercados a finales de 2013.

"Hay señales positivas que indican que el ajuste requerido está en camino, como la reducción significativa tanto de los déficit fiscal y por cuenta corriente", indicó el FMI en una revisión publicada hoy.

El FMI aseguró que existen señales que indican que la contracción de la economía se está reduciendo, pese a que existen riesgos relacionados con el endeudamiento alto de los sectores privado y público.

El jefe de la misión del FMI en Portugal, Abebe Aemro, indicó hoy en una teleconferencia que los objetivos de déficit siguen dentro de los límites marcados para finales de año, pese a que el riesgo persiste por el alto desempleo, la necesidad de flexibilizar los salarios y aumentar la competitividad.

El FMI recuerda que Portugal debe devolver su economía hacia la exportación y tomar medidas para evitar que el desempleo cíclico se vuelva estructural.

Asimismo, recomienda que se refuerce el capital de los grandes bancos lusos para actuar de colchón ante un eventual empeoramiento de la situación macroeconómica.

"La crisis en la eurozona crea persistentes riesgos de contagio e incertidumbre sobre políticas regionales que pueden dañar la recuperación de la confianza de los inversores", indicó el FMI en su cuarta revisión del plan de ayuda portugués.

"La fragilidad de las condiciones económicas implican que incluso con una sólida implementación del programa los impactos externos podrían revertir las ganancias hechas hasta la fecha", añade el FMI.