El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo la proyección para el crecimiento de la economía chilena el 2016 a 1,6% desde el 1,7% previsto en octubre, pero elevó la estimación para este año a 2,1% desde el 2% pronosticado previamente.

"La mayor demanda externa, las perspectivas más favorables de los precios del cobre y una importante distensión monetaria son los principales factores detrás del repunte. Pero las inciertas perspectivas regionales, las tasas de interés más altas en el exterior y la aún escasa confianza interna podrían poner trabas a una recuperación significativa", dijo Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI al dar a conocer el informe Perspectivas económicas para América Latina y el Caribe.

Para el 2018 el organimso mantuvo su estimación para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile en 2,7%.

Tal como había adelantado la semana pasada, para la región en su conjunto el FMI prevé que la actividad económica se expandirá 1,2% en 2017 y 2,1% en 2018, tras una contracción de 0,7% en 2016. "La recuperación que se proyecta es más floja que la pronosticada en octubre, dada la persistente debilidad en algunas de las principales economías aun cuando otras siguen registrando un crecimiento moderado", dijo el FMI. En octubre el organismo había estimado un crecimiento de 1,6% para la región este año.

En su informe el FMI recordó que para estimular la actividad económica, los países de la región están adoptando políticas monetarias más expansivas, cuando corresponde, usando el espacio disponible para calibrar el ajuste fiscal, y, lo que es más importante, introduciendo reformas muy necesarias en el lado de la oferta.

ESCENARIO EXTERNO

El informe precisó que en Estados Unidos sigue habiendo incertidumbre en cuanto a las potenciales modificaciones de las políticas, pero es probable que la política fiscal se torne expansiva, lo que hace prever un endurecimiento de política monetaria más rápido de lo previsto debido al fortalecimiento de la demanda interna y a presiones inflacionarias. Como resultado, se proyecta que el crecimiento aumente a 2,3% en 2017 y a 2,5% en 2018, lo que equivale a un aumento acumulado del PIB de medio punto porcentual con respecto al pronóstico de octubre.

El cambio previsto en el régimen de políticas y el mayor crecimiento en Estados Unidos ha dado lugar a un aumento de las tasas de interés a largo plazo a nivel mundial, un dólar más fuerte en términos efectivos reales y una moderación de los flujos de capital a América Latina, añadió.

Sin embargo, indicó que hay una mejora en las perspectivas para otras economías avanzadas y China en 2017–18, como consecuencia de mayor actividad económica en el segundo semestre de 2016 y a expectativas de que se implementen políticas de estímulo.

Este contexto, el organismo añadió que existe una cierta recuperación de los precios de las materias primas, en especial los precios de los metales y el petróleo, gracias a una fuerte inversión inmobiliaria y en infraestructura en China, a las expectativas de una distensión fiscal en Estados Unidos y al acuerdo entre los principales productores de petróleo para reducir la oferta.

"Estas corrientes en la economía mundial tienen un impacto variado en América Latina, y en algunos países los factores internos continúan siendo predominantes. El estímulo positivo generado por la mayor demanda prevista en Estados Unidos podría verse contrarrestado por el aumento en las tasas de interés mundiales y la incertidumbre en torno a posibles cambios en la política comercial y migratoria de Estados Unidos, en especial para México y América Central. Al mismo tiempo, el repunte de los precios de las materias primas desde comienzos de 2016 ha beneficiado a los exportadores de esos productos. Pero aún se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos", explicó.

FLEXIBILIDAD CAMBIARIA

El FMI indicó que en medio de condiciones externas cada vez más volátiles, la flexibilidad cambiaria le ha reportado marcados beneficios a la región y debe seguir siendo la primera línea de defensa ante los shocks. "Los firmes marcos de política monetaria en la región sirven para limitar el efecto de traspaso de los tipos de cambio a los precios al consumidor. Las prácticas sólidas de gestión de riesgo y las políticas que facilitan el saneamiento de los balances corporativos también son cruciales para reducir las vulnerabilidades derivadas de las condiciones financieras mundiales menos favorables y las bruscas fluctuaciones de las monedas", enfatizó.

En este contexto el organimso afirmó que los países deben seguir recurriendo al espacio del que disponen para calibrar el ajuste fiscal, ya que se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos, a pesar de su reciente repunte. "El ritmo de ajuste necesario dependerá de los niveles de deuda y las presiones del mercado. Aparte del ajuste en materia de política macroeconómica, las reformas estructurales —como la reducción de la informalidad y los trámites burocráticos, la mejora de la calidad de la infraestructura y el refuerzo de la educación y el Estado de derecho— son esenciales para apoyar el crecimiento a mediano plazo", señaló el FMI.