El Fondo Monetario Internacional llamó este jueves a las autoridades estadounidenses a apoyar reformas históricas sobre el organismo, y a dejar atrás las diferencias políticas sobre el presupuesto a fin de minimizar una fuente de riesgos para la economía y los mercados.

El FMI acordó reformar su estructura de gobierno en el 2010 para dar una mayor influencia a economías emergentes y convertir a China en su tercer miembro más grande. Sin embargo, la reforma de los derechos de voto -conocidos como cuotas- no puede avanzar sin la aprobación del Congreso estadounidense.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, estimó que las reformas le darán a la institución financiera global más dinero para evitar crisis o ayudar a resolverlas.

"Estas reformas de 'cuota' necesitan el apoyo de todos nuestros países miembro, incluido Estados Unidos", dijo Lagarde a la Cámara de Comercio estadounidense.

Fue la primera vez que un director gerente del FMI se dirige a esa cámara en dos décadas, quizás una señal de que el FMI busca defender mejor sus argumentos frente a los líderes empresariales estadounidenses.

Estados Unidos es el mayor miembro del fondo y tiene la única porción controlante de los votos del FMI, por lo que no se pueden realizar grandes cambios sin su aprobación. De acuerdo a las reformas, el poder de voto de Estados Unidos disminuiría levemente, aunque sin perder el poder de veto.

El acuerdo formal en la reforma de cuota podría incluirse en las leyes presupuestarias que se presentarán el próximo mes, pero probablemente será eclipsado por el acalorado debate sobre las finanzas públicas de Estados Unidos.

Lagarde pidió a Estados Unidos resolver rápidamente la incertidumbre política en torno al presupuesto y al límite de endeudamiento, tema este último que los legisladores estadounidenses todavía discuten.

Los congresistas republicanos han pedido más recortes de gastos y postergar el programa de salud impulsado por el presidente Barack Obama antes de aceptar elevar el límite.

"Es esencial resolver esto, y mientras antes mejor, para la confianza, para los mercados y para la economía real", dijo Lagarde.

La Reserva Federal estadounidense citó la incertidumbre sobre el debate fiscal como una de las razones para no recortar el miércoles su programa de estímulo, una decisión que sorprendió a la mayoría de los inversionistas, que lo descontaban.

Lagarde dijo que la decisión de la Fed de mantener en US$85.000 millones su programa de compras mensuales de bonos estaba en línea con lo que el FMI le había pedido que haga.

"El FMI siempre ha dicho que (el recorte del programa) debería ser gradual, que debería estar basado en datos, con indicaciones claras de qué criterio se seguirá", declaró Lagarde.

"Así que claramente la decisión que se comunicó ayer y los varios comentarios hechos por el presidente muestran que es exactamente lo que nosotros en el Fondo habíamos recomendado", agregó.