Los expertos internacionales trasladaron hoy a la ciudad de Járkov, que está bajo control de las fuerzas ucranianas, los nuevos restos humanos encontrados en los últimos dos días en el lugar donde cayó el avión malasio con 298 personas abordo.

Los restos llegaron en cuatro automóviles procedentes de la vecina región de Donetsk y fueron trasladados a la fábrica Malishev que se encuentra cerca de la estación de trenes de la ciudad, según informó la agencia Interfax-Ucrania. 

Allí funcionarios ucranianos y expertos holandeses realizarán los preparativos para su traslado a Holanda. En el presunto derribo del avión del Boeing 777-200 murieron el pasado 17 de julio las 298 personas que viajaban a bordo, en su mayoría ciudadanos holandeses.

Por respeto a los familiares no se dan datos sobre la cifra de fragmentos humanos recuperados, dijo el policía holandés Pieter-Jaap Aalbersberg a la agencia de noticias rusa Interfax.

El pasado 24 de julio comenzó la repatriación de los cadáveres en el aeropuerto de Járkov, adonde llegaron en tren más de 200 cuerpos y fragmentos humanos recogidos por los efectivos de Emergencia de Donetsk antes de la llegada de la misión internacional.

El lunes estos nuevos restos serán trasladados a Holanda, donde se ha centralizado la identificación de cadávares. 

Aalbersberg indicó que los separatistas prorrusos se negaron en un principio a entregar un vagón de tren con las pertenencias personales de las víctimas. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional ucraniano, Andrei Lyssenko, acusó a los milicianos de obstaculizar la labor de los investigadores y señaló además que se habían efectuado disparos.

Mientras tanto siguen los trabajos en el lugar de la tragedia, en Grabovo, cerca de Donetsk. Un equipo de 80 expertos internacionales acudió al lugar con perros especializados para encontrar los últimos restos.

El gran operativo comenzó el sábado, según informó la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Antes, el acceso al lugar se había visto obstaculizado por los combates entre tropas del gobierno y los separatistas prorrusos.

El trabajo está "bien organizado", comunicó la OSCE. "El acordado alto el fuego parece mantenerse", se agregó. El equipo, compuesto de investigadores holandeses y australianos, instalaron su base en Soledar, a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de Donetsk, donde gobierno e insurgentes libran combates.

Según la OSCE, los separatistas han rechazado los planes de los australianos de emplear un drone para poder monitorear mejor la situación en el lugar de la tragedia desde el aire. El lunes, según fuentes ucranianas llegarán más expertos al lugar del siniestro.

En tanto, en las áreas de Lugansk y Donetsk prosiguieron los combates entre tropas del gobierno y separatistas prorrusos. En Lugansk murieron tres civiles y otros ocho resultaron heridos, según informó hoy la municipalidad. En Donetsk se informó que durante la noche hubo enfrentamientos y fue destruida una escuela.

Las tropas gubernamentales ucranianas siguen avanzando, según aseguró Lyssenko, puntualizando que el territorio de los separatistas se ha reducido a una cuarta parte del inicialmente reivindicado cuando estallaron los combates a mediados de abril. Indicó además que cuenta con una victoria pronto.

Medios moscovitas indican que en la zona de combate junto a la frontera con Rusia se han entregado en el área de Rostov un grupo de 12 soldados, que ha pedido protección. Por el momento no existe confirmación por parte ucraniana.

El servicio secreto interno FSB, responsable de la protección de fronteras, informó que desde Ucrania se ha vuelto a abrir fuego contra territorio ruso. Moscú ha amenazado con tomar medidas si los ataques no cesan.