Señor director:
Respecto de la inflamabilidad de las plantaciones de eucaliptos y pino, tema que ha vuelta a la discusión estos días, es preciso recordar que en Australia, país originario del eucalipto y donde han habido devastadores incendios en bosques compuestos de esos árboles, los eucaliptos se llaman "árboles gasolina" porque producen un aceite altamente inflamable. El aceite tiene la particularidad de reprimir la actividad en el suelo necesaria para la descomposición de la hojarasca, fomentado la acumulación de una alta cantidad de material seco que eleva el volumen de material combustible.
Resinas también hay en los pinos. Si bien la vegetación nativa en Chile central puede quemarse, la concentración de biomasa en las plantaciones de eucaliptos y pinos es muy alta. Esta constelación de factores conlleva incendios de alta intensidad que se propagan con una alta velocidad, dificultando su control, como hemos visto en la Región de Maule y en la del Biobío.
Ya que las condiciones climáticas predicen una combinación de temperaturas mayores y menos precipitación en la zona central, tenemos que encontrar formas inteligentes de reducir los daños sociales y biológicos de los incendios, basadas en el principio de precaución: no negar que hay un problema y poseer la capacidad de reaccionar con rapidez usando todos las herramientas predictivas.
A pesar de la experiencia acumulada en Australia, en 2009 el masivo incendio bautizado Viernes Negro quemó más de 2.000 hogares, quedando focos del fuego durante un mes. Se necesita la colaboración de todos los actores en un ambiente positivo y de confianza.
La decisión de alejar las plantaciones forestales a más distancia de Santa Olga es un buen comienzo que podría replicarse en otras partes de Chile central, sin grandes pérdidas económicas para la industria forestal. La gran masa de plantaciones se ubican en la cordillera de la Costa, donde se concentra la mayor riqueza de especies de árboles nativos y diversidad filogenética del país. Allí hay árboles en peligro de extinción como el ruíl, cuyas últimas poblaciones, lamentablemente, han sido afectadas por los incendios.
Chile central es parte de un Hotspot Mundial de Biodiversidad. Hay responsabilidades ineludibles.
Mary T. Kalin Arroyo
Dir. Instituto Milenio de Ecología y Biodiversidad (IEB) U. de Chile
Premio Nacional de Ciencias - 2010