De haber sabido, Fernando Alonso podría haber esperado un poco más para volver a la F1. Es cierto, los contratos y los compromisos no lo permiten, pero el escenario no se ve fácil para el español este fin de semana en Malasia.
Claro, el Circo en pleno está feliz porque Alonso volvió después del extraño como fuerte accidente que sufrió en los tests de Barcelona y del cual se han tejido distintas teorías y consecuencias al piloto, las que él mismo se dedicó a aclarar.
"No me levanté en 1995 ni hablando en italiano, ni haciendo todas esas cosas que han estado circulando", dijo en la conferencia.
Pero Fernando volvió, aunque no como él quisiera. Ya cedió una fecha ante los pilotos candidatos al mundial si la meta del ovetense es conquistar el cetro. Los Mercedes se vieron sólidos en Australia, algo muy distinto a los McLaren. Kevin Magnussen, que lo reemplazó, no pudo partir, y Jenson Button fue el único de los 11 autos que terminó en irse sin puntos.
El español, así, aparece como la esperanza de la casa británica de sacarle trote a un MP4/30 que está aún en desarrollo, ahora que posee motorización Honda, y que en las primeras libres en Sepang anduvo bien. No arriba, pero sí correcto.
"En la experiencia que tuve en invierno hubo muchos problemas. Tras cuatro o cinco vueltas, teníamos que parar para cambiar algo. Ahora hicimos 45 vueltas con cero problemas", analizó Alonso. Quedar a dos segundos de los Mercedes es parte del proceso y así lo entiende el español.
Lo relevante será saber si se podrá acelerar ese desarrollo de McLaren para dar pelea a Ferrari, Williams y Red Bull.
Y por si fuera poco, Alonso tiene un enemigo visto en Ron Dennis. El presidente de la casa británica, tratando de zafar, culpó mitad y mitad a Alonso y al viento de lo que pasó en Barcelona. "Fue un error de conducción", respondió el piloto.
A tres bandas correrá Alonso en su reaparición en Sepang. Si logra ganar en una, por lo menos, será un buen paso.