Cuando amaneció ese día, hace tres años en la comuna de Río Bueno, XIV Región, 55 vacas habían muerto. Sus cuerpos yacían alrededor de un árbol y luego de unas horas de incertidumbre se concluyó que su muerte había sido a causa de un rayo. La cineasta chilena Francisca Alegría (31), radicada en Nueva York, vio en esa noticia local la nota final para la inspiración de un nuevo cortometraje, que titularía Y todo el cielo cupo en el ojo de una vaca muerta.
El filme sería su tesis para el Magíster en guión y dirección que cursaba en la Universidad Columbia, EEUU. "Me quedó dando vueltas, porque eso puede pasar en cualquier parte del mundo, pero es mucho más interesante si ocurre en un pueblo donde las personas puedan interpretarlo como una señal divina o un mal augurio", explica la directora.
"Diosito, ¿por qué me castigai así?", arranca la cinta que incluye en su elenco a Shenda Román, Catalina Saavedra, Luis Dubó y Gregory Cohen. En la trama, el mismo día que mueren las vacas, aparece en el pueblo un patrón de fundo fallecido hace más 20 años. El fantasma toca la puerta de Emeteria (Shenda Román), una mujer mayor cansada de la vida en el campo; toman té juntos y él le dice que viene en busca de alguien.
Mientras el pueblo diviniza a las vacas e inicia una procesión, Emeteria le pide al patrón que se la lleve con él a la muerte. La cinta se estrenó en Chile como parte del Festival de Valdivia en 2016. Tuvo su estreno internacional en los festivales de Toronto y Varsovia, y así se abrió paso hasta el más importante encuentro de cine independiente, Sundance, que finalizó su 39° edición el 29 de enero. En el certamen, la cinta se coronó ganadora de la categoría Short Film Jury Award: International Fiction, que premia a cortos originarios de países distintos a EEUU. Competía con otras 13 cintas provenientes de Australia, China y Siria, entre otros países. "No tenía idea que iba a ganar, no preparé ningún discurso, entonces solo traté de ser elocuente, pero fue difícil, estaba muy sorprendida. Esa noche celebramos junto a mi productor (Augusto Matte, Jirafa Ltda.) y mis padres. Fue un momento increíble", relata.
El cortometraje se grabó en el pueblo de San Esteban en Los Andes, Valparaíso. "Allí viven mis abuelos y es una fuente de inspiración enorme para mí. Fue donde hice mis primeras películas a los 13 años con mis primas", cuenta. Alegría actualmente trabaja en su primer largometraje, La vaca que cantó una canción sobre el futuro, que rodará en Chile en 2018 y que si bien no se relaciona directamente con la historia del corto, sí ocurre en un universo similar, "que va del realismo mágico a lo fantástico", explica.
La trama gira en torno a una familia amenazada por la construcción de una hidroeléctrica cerca de su hogar. "En medio del conflicto, la naturaleza se expresará musicalmente", dice la realizadora, quien adelanta la aparición de animales en agonía que cantan durante una escena. El guión fue seleccionado en Sundance Lab, donde Alegría lo pudo perfeccionar junto a asesores y guionistas internacionales. Además, la cineasta trabaja en un proyecto más ambicioso, del que aún no puede revelar detalles: "Será un largometraje con modelo de producción estadounidense. Aún está en etapa de guión, en el que estoy trabajando con una coguionista, todo en inglés y con productores de acá", anticipa.