Tras el primer consejo de gabinete encabezado por el Presidente de Francia, François Hollande, se concretó la primera medida de gobierno que es reducir los salarios del Ejecutivo en un 30%. Esta medida, muy simbólica en tiempos de crisis, figuraba en el programa del candidato socialista, que ha abogado por un Ejecutivo "ejemplar", según detalló la vocera del gabinete, Najat Vallaud Belkacem.
El sueldo del Presidente, que había aumentado un 170% en 2007, a 21.300 euros tras la elección del conservador Nicolas Sarkozy, será a partir de ahora de 14.910 euros mensuales ( 19.000 dólares).
También limita el número de colaboradores a 15 por ministro y a 10 por ministro delegado, y reduce un 10% la dotación financiera de los gabinetes ministeriales, dijo la vocera y también ministra de los Derechos de la Mujer.
El conjunto del equipo gubernamental -el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, y 34 miembros del ejecutivo paritario, firmaron asimismo una "carta deontológica" comprometiéndose a dar ejemplo y prohíbe a los miembros del gabinete que compaginen su labor con otros puestos, como por ejempleo, un escaño en el Parlamento o una alcaldía.
Interrogados por la prensa en el patio del palacio del Elíseo, sede de la presidencia, al término del consejo de ministros y de la tradicional foto de familia del equipo, la mayoría de los ministros evocaron un "momento solemne", en el que el presidente Hollande les instó "a ponerse a trabajar" sin dilación.
GIRA
Con su gobierno recién estrenado, François Hollande volará hacia EEUU después de una videoconferencia con sus homólogos de Alemania, Italia y Reino Unido para preparar la cumbre del G8.
Antes de reunirse con sus homólogos de los grandes países industrializados en Camp David (este de Estados Unidos), Hollande pasará el viernes por la Casa Blanca para un primer encuentro con el presidente Barack Obama.
El hecho de que Obama lo reciba antes de la cumbre del G8 es visto como un gesto de atención por parte del presidente estadounidense, que contrasta con la indiferencia con la que fue tratado Hollande siendo candidato por parte de los gobernantes más poderosos del mundo, partidarios más o menos abiertamente de su rival Nicolas Sarkozy.
Para Obama, esta primera "toma de contacto" será sobre todo la ocasión de tomarle el pulso a su nuevo socio en los temas difíciles que serán tratados, tanto en el G8 como en la OTAN.
En primer lugar se encuentra Afganistán. Hollande prometió durante su campaña presidencial que los 3.500 soldados franceses desplegados abandonarán el país antes de finales de 2012, con dos años de adelanto sobre el calendario fijado por la OTAN. Sin mencionar a Francia, Estados Unidos recordó a los 28 países de la OTAN su compromiso de mantener sus fuerzas armadas hasta finales de 2014.
Pero Washington parece dispuesto a acomodarse. La decisión tomada por Sarkozy en enero de avanzar un año, hasta finales de 2013, la retirada de sus tropas, no ha provocado grandes reacciones. Holanda en 2010 y Canadá en 2011 ya han retirado ya de forma unilateral a sus soldados.
IRAN
Otro tema que preocupa a Washington es Irán. El nuevo presidente socialista francés prometió "una gran firmeza" para impedir que Teherán se dote del arma nuclear.
Pero la escapada a Irán, aunque fuera de orden "privado", del ex primer ministro socialista Michel Rocard ha provocado preocupación. Aunque Hollande se ha desmarcado totalmente de esta visita tendrá que aclarar su postura sobre este tema.
En cuestiones económicas, otro punto esencial del G8, los dos presidentes parecen cercanos. Barack Obama se felicitó por la voluntad de François Hollande de volver a colocar el crecimiento en el corazón de las prioridades europeas, en contraste con la severa disciplina presupuestaria defendida por Alemania.
Al final, aunque reconoce "divergencias de enfoque" en algunos temas con sus socios, el entorno de Hollande no prevé "dificultades particulares" en este primer encuentro entre ambos líderes. "Obama está en campaña electoral y desea ante todo que estas cumbres le sean provechosas", explicó un analista francés que quiso permanecer en el anonimato.