"Increíblemente triste". Aunque no es el calificativo más apropiado para referirse a la elaboración de un disco, Alex Kapranos (41), el histórico vocalista de Franz Ferdinand, utilizó una reciente entrevista en The Observer para describir en términos casi asfixiantes la trastienda de su última entrega, Tonight (2009). Hasta deslizó que el cuarteto estuvo a un paso de la jubilación anticipada.

Pero la revelación no da para inquietarse: como un triunfo brillante tras una mala racha, los escoceses acaban de editar Right thoughts, right words, right action, uno de los títulos más competentes de su carrera y que desde el lunes está en streaming.

Una suerte de resurrección incubada precisamente en los días de Tonight, ese disco que recogió críticas dispares y ventas moderadas (apenas 31 mil copias en su primera semana en EE.UU.) y que situó al conjunto en un trance que hasta ese entonces asomaba imposible: tras el explosivo despegue de su fórmula bailable con el single Take me out y con dos discos -el homónimo, de 2004, y You could have it so much better, de un año después, lanzados a alta velocidad y situándolos como una de las bandas británicas esenciales de la década pasada-, el conjunto pareció estancarse en la ausencia de ideas y el desgaste personal.

Y aunque entre 2009 y 2011 giraron a ritmo constante por casi todo el planeta, la pregunta caía lógica entre los antiguos y los nuevos devotos: ¿qué pasa con Franz Ferdinand? "La diversión se acabó cuando empecé a sentir que trabajaba con el horario y las fechas límite de otros. No soy el tipo de persona que trabaja así. Nos empezamos a convertir en los tipos que nunca quisimos ser", explicó el cantante en el mismo medio inglés. "Yo no quería hacer música nunca más", agregó el guitarrista Nick McCarthy en la misma conversación.

Para contrapesar la tensión, por esos mismos días los hombres de This fire flexibilizaron su agenda y decidieron hacer tocatas en lugares pequeños o consagrarse a proyectos alternativos, como el libro de gastronomía editado por Kapranos o el grupo paralelo de McCarthy, Box Codax.

Pero, por sobre todas las cosas, decidieron grabar su nuevo álbum a fuego lento, casi en silencio, con ellos mismos como productores, y en un estudio londinense que los alejara de la presión de los medios y los fanáticos. De hecho, antes de su lanzamiento, optaron por probar en vivo los nuevos temas, tal como lo hicieron en su paso por el último Lollapalooza Chile. De algún modo, no querían repetir los traumas de Tonight, donde hasta debieron cambiar varias veces su staff de grabación.

"Durante muchos años estuvimos contaminados por basura. Ahora quisimos hacer las cosas bien", dijo el líder de los Ferdinand a la revista NME, estableciendo una filosofía que, a la luz de los resultados, ha sido plenamente efectiva.