"He perdido un gran amigo. Nuestro último encuentro fue el 13 de agosto, cuando cumplió los 90 años. Me recibió en su casa, en La Habana, y por la tarde fuimos al teatro Karl Marx, donde fue homenajeado con un espectáculo musical. A pesar de que tenía su organismo debilitado, caminó sin apoyo desde la entrada del teatro hasta su butaca". Bajo el título "Mi amigo Fidel", así inicia Frei Betto, teólogo brasileño y uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, su columna de opinión publicada en el sitio de Cuba Debate el pasado 27 de noviembre, dos días después del anuncio de la muerte del líder cubano.
Fueron 36 años de una amistad iniciada en Nicaragua y que se fortaleció luego de las 23 horas de conversación sobre religión que ambos mantuvieron en 1985, charla de la que nació el libro Fidel y la religión. "Fue la primera vez que un jefe de Estado de un país socialista concedió una entrevista exclusiva respecto a ese tema", asegura Frei Betto en su página web. A partir de allí, por invitación de los obispos de su país y del propio líder cubano, el teólogo brasileño actuó en el asunto de la libertad religiosa en la isla.
Desde La Habana, Frei Betto señala en esta entrevista con La Tercera que Fidel fue "el último gran líder político del siglo XX" y que la izquierda latinoamericana queda "huérfana, sin referencia" tras la muerte del hombre que mantuvo las riendas del gobierno de Cuba durante casi cinco décadas.
En lo personal, ¿cómo lo afectó la muerte de Fidel? ¿Cómo definiría la relación que tenía con él?
Eramos amigos desde 1980, cuando nos conocimos en Managua, con ocasión del primer aniversario de la Revolución Sandinista. En los últimos años, lejos del gobierno, siempre me convidaba a ir a su casa. Con su muerte, pierdo un amigo y un guía. El fue el último gran líder político del siglo XX. Un David que enfrentó heroicamente a Goliat y salió vencedor, porque sobrevivió a los 634 atentados que le preparó la CIA y falleció en cama, rodeado por sus familiares. ¡Y la Revolución Cubana sigue en pie!
A su juicio, ¿cuál es legado que Fidel deja a la izquierda latinoamericana?
El mayor legado es la fidelidad al pueblo y la ética en la acción revolucionaria. Fidel jamás traicionó a los pobres. Y siempre repetía: "Un revolucionario puede perder todo, inclusive la propia vida, menos la moral". Fidel actuaba por principios, y no por intereses.
Con la muerte de Fidel la izquierda latinoamericana pierde a uno de sus referentes más importantes. ¿Cómo queda este sector? ¿Quién surge ahora como su guía?
La izquierda latinoamericana está huérfana, sin referencia, excepto aquellos que ya murieron y nos dejaron su testimonio de coherencia y sus obras. Es hora de que la izquierda haga una autocrítica, pues dejó de promover la alfabetización política del pueblo, de organizar a los trabajadores, de buscar modelos alternativos de desarrollo y de ser rigurosa en las actitudes éticas.
Donald Trump ha amenazado con poner fin al proceso de nueva relación de EE.UU. con Cuba. ¿Cuál es su análisis?
Trump es una caja de sorpresas. Hay que esperar ver cómo hará su política exterior. No creo que, en relación a Cuba, vaya a retroceder en lo que decidió Obama.
¿Cree que Raúl Castro acelerará su plan de reformas tras la muerte de Fidel? ¿Cuba podría orientarse hacia el modelo implementado por Vietnam?
Cuba busca una mejora genuina del socialismo. No quiere ser una mini China ni adoptar el modelo vietnamita, muy orientado al consumismo.
Raúl Castro ha dicho que estará en el poder hasta 2018. ¿Esos planes se mantendrán? ¿A quién ve como su sucesor?
Hay toda una generación de jóvenes cubanos preparada para dar continuidad al proceso revolucionario y la construcción del socialismo. Por ahora sus líderes no son conocidos por los medios de comunicación, y eso es positivo.