El embajador de Chile en Lima, Favio Vio, llegará mañana a las 11 a la Cancillería a una reunión con el vicecanciller Alberto van Klaveren. El encuentro, programado en las últimas horas, responde a la creciente molestia de La Moneda por la decisión del Presidente Alan García de escalar la crisis por la autorización del Pentágono para vender un paquete de armas al gobierno y la posterior denuncia de un supuesto caso de espionaje chileno por parte del suboficial de la Fuerza Aérea peruana, Víctor Ariaza Mendoza.
El embajador Vio se encontraba casualmente en Santiago al momento de estallar este impasse, pues había viajado desde Lima a mediados de semana para asistir al matrimonio de su hijo, y tenía previsto retornar el sábado en la noche a Perú. Sin embargo, en Cancillería señalan que se le ordenó permanecer en Santiago para dar una señal de molestia a Perú. También se baraja la posibilidad de "llamarlo a consulta", como una manera de protestar por vía diplomática.
En La Moneda no fue bien visto que el mandatario peruano decidiera adelantar en un día su retorno a Lima desde Singapur, donde participaba de la cumbre del Apec. También incomodó que llamara a consulta a su embajador en Santiago, Carlos Pareja, y anunciara la suspensión del viaje que tenía previsto realizar a Santiago esta semana la ministra de Producción, Mercedez Araoz.
Ayer, el canciller Mariano Fernández señaló que Bachelet habló en dos oportunidades con García en Singapur. Si bien dijo que desconocía el contenido del diálogo, versiones de gobierno señalan que la Mandataria le planteó su malestar. Las mismas fuentes añaden que Bachelet le señaló a su homólogo que le parecía extraño que por segunda vez se destapara un escándalo con Chile durante una cumbre y descartó que el gobierno estuviera involucrado en un caso de espionaje.
La tesis de La Moneda apunta a que García busca mostrar a Chile como un país belicoso, que se está armando para no respetar un eventual resultado adverso en La Haya por los límites marítimos.
La otra teoría que se baraja, sobre todo en Lima, es que el mandatario se vio forzado a escalar el conflicto, en la medida en que la filtración del caso del espía lo sorprendió y se vio obligado a hacer frente a los sectores nacionalistas. En el gobierno peruano niegan que García haya estado tras la divulgación del caso. Básicamente, porque a él le gusta tener el control de las crisis y el estar en una gira en el extranjero -pocas veces sale de su país- no le acomodaba para hacerlo.
El jueves, después que se revelara el interés de Chile por adquirir un paquete de armas a EE.UU., el caso fue divulgado por la prensa limeña. Según dicen en Perú, el responsable de la filtración habría sido un abogado asistente de la fiscalía. Ese día, en Singapur, García convocó a su canciller a su habitación en el hotel para una reunión a solas.
"REACCIÓN PRECIPITADA"
En Santiago, la vocera Carolina Tohá, calificó de "precipitada" la reacción peruana. "Es lamentable que se tomen estas decisiones. Si nosotros estuviéramos en una situación así consideraríamos que una decisión de ese tipo sería injustificada", dijo.
Tanto en La Moneda como en Cancillería remarcaron el contraste de este caso con la forma en que Chile respondió hace algunos meses en dos espisodios de presunto espionaje que involucraban a Perú, en los que se limitó a deportar a un ciudadano de ese país y a enviar un "téngase presente" a la embajada de Perú.
En Singapur, en tanto, el canciller García Belaunde habló con Mariano Fernández y le señaló que el gobierno peruano consideraba "un acto hostil" este caso de espionaje. Además, le pidió que Chile hiciera una investigación exhaustiva. Fernández rechazó que Chile espiara a Perú y le manifestó que la única información que tenía era la que había salido en al prensa.