Fuertes lluvias y aluviones dejan dos muertos y 22 desaparecidos en el norte

Las dos víctimas fatales son un hombre y una mujer. Ocho de los desaparecidos corresponden a Diego de Almagro, ocho a Chañaral y seis a Tierra Amarilla. Poblados aislados y arrasados por el inusual caudal de los ríos, movilizaron a las FF.AA. para rescatar personas y tomar el control de dos regiones.




Los efectos del temporal que arrasó el norte del país llevaron al gobierno a declarar, en horas de la tarde, estado de  excepción en la III Región y en la ciudad de Antofagasta, quedando ambas zonas bajo el control de las FF.AA. Pasadas las 23.00, en tanto, la autoridad informaba sobre la magnitud de la tragedia: dos muertos (Cristián Cortés Cortés y una mujer no identificada) y 22 desparecidos, de los cuales ocho corresponden a Diego de Almagro, ocho a Chañaral y seis a Tierra Amarilla.

Mil militares, un centenar de funcionarios de la policía uniformada con perros y 50 efectivos de la PDI era parte del despliegue en la zona.

"La gente de Chañaral está sufriendo, pero estamos bien. Es una situación muy fuerte", relató Manuel Alejandro, conocido locutor de la zona que perdió su casa con el desborde del río Salado.

"Sé que han caído cerca de 40 mm, y en algunos lugares 50 mm, como valores aproximados. En Copiapó es el cuádruple de lo que debe caer en un año normal, que bordea los 12 mm, y creo que vamos para los 50 mm con lo que caerá en la noche", señaló Gianfranco Marcone, meteorólogo de Chileweather.

El subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy alertó que el panorama para las próximas horas es bastante crítico. "Esperamos que llueva de 15 a 30 mm más de lo que ha caído ya, por eso enviamos 16 helicópteros a rescatar gente y declaramos estado de excepción. El control territorial de esa región lo ha tomado el oficial jefe Marcelo Urrutia".

La orden fue autoevacuar las zonas de las quebradas en Diego de Almagro, Tierra Amarilla, Chañaral y Copiapó-totalmente aislada- hacia zonas de seguridad.   Y es que las dificultades que sufrió la gente  en Atacama, sobrepasaron a los gobiernos locales y también a los organismos de emergencia.  El alcalde de Tierra Amarilla pidió más celeridad al Ejecutivo en la entrega de ayuda. "Es una catástrofe, esto se nos fue de las manos", declaró Osvaldo Delgado.

En materia de atención en salud la urgencia y la UCI del hospital copiapino se inundó y hubo que trasladar a los pacientes, "pero también se está inundado la clínica Atacama, que había asumido el control de los servicios de urgencias", indicó el alcalde de Copiapó, Maglio Cicardini.

El panorama sanitario es otra de las preocupaciones de la autoridad. "La inundación mueve potenciales sustancias tóxicas que se ocupan en la minería y la fundición que está cerca. Entendemos que están colapsando los alcantarillados y evaluaremos medidas como empezar a vacunar por hepatitis" indicó Jaime Burrows, subsecretario de Salud Pública.

Los desbordes

El desborde descontrolado de los ríos ha sido el gran factor destructor en la zona afectada. Sus  caudales crecieron de tal forma y a tal velocidad, que sorprendieron a los vecinos, arrastrando  todo a su paso y poniendo en riesgo la vida de los transeúntes, cortando caminos y dejando a familias enteras en los techos para salvar sus vidas.

Muchas personas perdieron sus casas, se teme que existan muchas más desaparecidos aún no catastradas, con grave alteración de los servicios de electricidad, agua potable y en la telefonía,  obligando a la suspensión de clases, y al rescate aéreo de aislados.

"Es una situación sumamente difícil", declaró anoche la Presidenta Michelle Bachelet tras encabezar la primera reunión de emergencia en la Intendencia de Atacama.

En Copiapó, en tanto, las calles parecen verdaderos ríos, con autos abandonados y muy pocas personas recorriendo el centro, con lodo pegado en la piel y en la ropa. "El caudal torrentoso que pasa por las calles de Copiapó está de verdad creando un colapso, llevándose los vehículos, es una imagen de verdad caótica", dijo el edil copiapino. La demanda por locomoción fue tan grande que incluso hubo conductores que alzaron los precios, situación que la Seremi de Transportes llamó a denunciar.

Durante la crecida del río Copiapó, los desechos que se habían mantenido en su lecho, por años seco a raíz de la sequía, comenzaron a desplazarse. En su  torrente se pudieron ver sillones, neumáticos y botellas recorriendo las calles.

En Alto del Carmen el desborde de las quebradas obligó a seis personas a huir hacia las copas de los árboles, donde aguantaron más de 10 horas antes de ser rescatados.

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