Las fuerzas de Muammar Gaddafi atacaron Misrata la ciudad controlada por los rebeldes y avanzaron hacia el este en dirección al bastión de la oposición libia de Bengasi, mientras se demoraban los esfuerzos diplomáticos por detener al Ejército del veterano líder.
Tras el paso de las tropas del coronel libio, se reportaron al menos cinco muertos y 11 personas heridas, según dijo un médico del hospital de Misrata a Reuters por teléfono. "Se están registrando bombardeos muy fuertes desde tres frentes. Están usando armas pesadas, incluyendo tanques y artillería. Aún no entraron a la ciudad", relató un residente, llamado Mohammed.
En Bengasi, donde se asentó el consejo nacional provisional de los rebeldes, los ánimos variaban entre el desafío y el nerviosismo, con algunos ciudadanos pronosticando un baño de sangre y otros confiados en que lograrán vencer la ofensiva del gobierno. El Ejército libio pidió a los residentes de Bengasi que abandonen las armas.
En Ginebra, el ex ministro de Relaciones Exteriores francés Bernard Kouchner reprendió a la comunidad internacional por aplazar la declaración de una zona de exclusión aérea, diciendo que ya es demasiado tarde para salvar vidas.
"Una zona de restricción de vuelos es lo mínimo. Ya es demasiado tarde", sostuvo Kouchner sobre la campaña de Gaddafi contra el levantamiento, que se inspiró en las rebeliones pro-democráticas que derrocaron a los presidentes en Egipcio y Túnez pero que cada vez pierde más fuerza.
"Sabemos desde hace tres semanas que la pobre sociedad civil, el pobre pueblo, está muriendo. Y no estamos haciendo nada", dijo a World Radio Switzerland.
Italia, una potencial base para una zona de exclusión aérea propuesta por Reino Unido y Francia, descartó una intervención militar en el país exportador de petróleo ubicado en el norte de Africa.
"No podemos tener una guerra, la comunidad internacional no debe, no quiere y no puede hacerla", dijo el ministro de Relaciones Internacionales Franco Frattini en Roma.