Gabinete dispar
La falta de personeros con peso específico propio en el gabinete a seis meses de instalado el gobierno ha potenciado en los partidos de la Nueva Mayoría el debate por la carencia de un elenco que se sume a apuntalar la agenda de reformas en momentos en que las iniciativas son objeto de fuertes cuestionamientos.
"Para este segundo tiempo lo que se espera es que todos los ministros tiren la cuerda por parejo", comentó el presidente del PPD, Jaime Quintana.Las palabras del senador dan cuenta de un diagnóstico que a pocas semanas de cumplirse el primer semestre del gabinete que lidera el ministro Rodrigo Peñailillo -considerado el término del proceso de instalación del segundo mandato de Michelle Bachelet- comienza a ser común en la Nueva Mayoría: el funcionamiento dispar del equipo ministerial.
Aunque no fue el foco principal de la cita que reunió el lunes 11 en la sede de la DC a las directivas de ese partido y del PS, el débil desempeño del gabinete -expresado en desconocimiento de los propios ministros, dificultades de gestión o falta de agenda- absorbió parte de la discusión de los líderes de ambas colectividades con miras a la segunda parte del año.
Fue en ese encuentro que el presidente del PS, Osvaldo Andrade, manifestó su preocupación porque los titulares a cargo de carteras sectoriales no han logrado desarrollar peso específico y tampoco aparecen alineados en función de las reformas emblemáticas impulsadas por La Moneda, todo en medio de un escenario en que se han abierto flancos para las iniciativas en la opinión pública y en propio oficialismo.
El análisis del timonel PS fue secundado por sus pares de la DC, donde desde hace varias semanas -según miembros de esa directiva- está instalada la convicción de que el gabinete está poco afiatado y es "muy dispar".
El tema resulta especialmente sensible en el PPD, colectividad con mayor representación en el gobierno y cuyas figuras concentran el protagonismo en la actual administración, como Peñailillo y el titular de Educación, Nicolás Eyzaguirre, expuesto a un temprano desgaste por los cuestionamientos a la reforma del sector.
En ese partido recuerdan que desde hace semanas Eyzaguirre ha planteado a la propia Presidenta que enfrenta casi en solitario las críticas a la iniciativa. "Sólo yo arriesgo capital político", habrían sido sus palabras a Bachelet.
La evaluación acerca de que el gabinete no ha logrado sacar rodaje a sus integrantes se ha ido agudizando en la medida en que las iniciativas emblemáticas de la Mandataria comienzan a enfrentar un escenario adverso.
La encuesta CEP -dada a conocer el jueves 14- refrendó ese diagnóstico. De acuerdo al sondeo, un 52% de los entrevistados dijo estar de acuerdo con financiar parte de la educación de sus hijos, mientras un 49% señaló estar proclive al lucro asociado a la calidad y un 59% aseguró preferir los colegios particulares subvencionados. Un 57%, en tanto, cree que las universidades deben ser gratuitas sólo para aquellos con menos recursos.
Todo ello, pese a que el gobierno ha apostado por terminar con el lucro, la segregación y dar gratuidad a la educación.
Peor aún, en momentos en que La Moneda ha justificado el envío de una reforma tributaria para financiar los gastos asociados a los cambios en educación, el mismo sondeo expresó que un 56% de los consultados cree que los fondos recolectados deberían ser invertidos en salud.
Desempeño cuestionado
Nueve de los 23 ministros del gabinete tienen un nivel de conocimiento público menor al 40%, según la última encuesta Adimark.
En los resultados de la última medición, la cifra limitó la posibilidad de evaluación de la gestión de los ministros de Bienes Nacionales, Agricultura, Minería, Desarrollo Social, Deporte, Economía, Medio Ambiente, Transporte y Telecomuni- caciones, así como a la ministra de Cultura, a más de cinco meses de iniciado el gobierno de Bachelet.
No son pocos los que coinciden en que ese resultado es la consecuencia lógica de la apuesta de la Mandataria por centrar su segunda administración en tres reformas clave: tributaria, educacional y a la Constitución. Según sus críticos, el diseño ha generado sobrepresión sobre los titulares de Hacienda, de Educación y de Interior.
"Ha habido un posicionamiento desigual, porque hay una agenda muy marcada por las reformas tributaria, educacional y electoral, donde además son ministros muy específicos los que las han implementado. Uno aprecia que hay áreas donde debería haber un potenciamiento mayor en función de la construcción de una agenda más amplia", afirmó el presidente del PR, Ernesto Velasco.
Quienes defienden el esquema, por su parte, apuntan a la falta de experiencia política que ha redundado en un déficit de gestión en un grupo no menor de secretarios de Estado.
Así explican -por ejemplo- que la ministra de Salud, Helia Molina, haya debido enfrentar un largo paro en el Hospital del Salvador que -finalmente- debió ser desactivado por el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy. O que el titular de Economía, Luis Felipe Céspedes, aparezca muy bajo en los sondeos, pese a que pudo plegarse a la defensa de la reforma tributaria.
Aunque en La Moneda afirman que el conocimiento público no constituye un factor de evaluación interno para el gabinete, sí reconocen que la Secretaría de Comunicaciones (Secom) tomó nota del bajo perfil de algunos ministros y mandató que en el segundo semestre aumenten su presencia en medios de comunicación, especialmente en televisión. En la Secom declinaron hacer comentarios.
La repartición que dirige Paula Walker, en todo caso, concentra parte importante de los cuestionamientos de la Nueva Mayoría por el dispar desempeño del gabinete. En específico, se le critica por operar bajo la premisa de resguardar la imagen presidencial y no apuntalar al equipo ministerial como conjunto.
El mismo análisis se replica en el caso de Peñailillo. Aunque existe consenso en que el jefe de gabinete es la única figura que en propiedad ha surgido en la actual administración, no pocos advierten que la falta de afiatamiento del equipo ministerial es su principal responsabilidad y por lo tanto- el talón de Aquiles de su propia gestión.
En la elite de la Nueva Mayoría coinciden en que el titular de Interior todavía no logra generar sintonía ni confianzas con el resto del comité político que también integran la titular de la Segpres, Ximena Rincón, y el vocero Alvaro Elizalde (PS).
Para relacionarse directamente con los partidos, Peñailillo optó por generar un "petit comité" instalado en su propio gabinete, con representantes de las principales colectividades de la Nueva Mayoría. A ello, el titular de Interior ha sumado conversaciones periódicas con dirigentes como el timonel PS, Osvaldo Andrade, el senador PPD Guido Girardi y el senador DC Jorge Pizarro, entre otros.
En la Nueva Mayoría nadie duda de que el poder de Peñailillo radica en la extrema confianza que en él deposita Bachelet. No es un misterio que la Mandataria escogió personalmente a los miembros de su gabinete en un ejercicio que -en lo central- excluyó los intereses de los partidos e intentó reforzar su propia autoridad.
Un jefe de partido que prefirió el anonimato señaló que esa dependencia de Bachelet -sumado a la falta de trayectoria política en la mayoría de los casos- es la que ha neutralizado los intentos de los secretarios de Estado por perfilarse más allá de las instrucciones presidenciales.
"El mensaje que envió Bachelet cuando dice que pondrá su capital político para sacar adelante las reformas es un reconocimiento explícito de que hay un déficit en el gabinete que la obliga a ella a arriesgar", señaló el analista Roberto Méndez.
La señal más evidente de que el gabinete no ha logrado proyectar nuevos liderazgos es que aunque Bachelet se mantiene como la figura mejor posicionada, con un 63% de evaluación positiva o muy positiva de acuerdo a la CEP, en el mismo ranking es secundada por el ex ministro Andrés Velasco, con un 46%; la presidenta del Senado, Isabel Allende, con un 45%, y el ex abanderado presidencial Marco Enríquez-Ominami, con un 44%.
Sólo dos ministros del actual gabinete logran ingresar en la lista de los 10 personajes políticos con mejor evaluación en el señalado sondeo: Rincón, con el 39% de evaluación positiva (en el puesto siete), y Peñailillo, con un 38% (en el lugar nueve).
Y si hoy la preocupación es la falta de elenco para apuntalar las reformas o generar temas nuevos, en la Nueva Mayoría no pocos recuerdan que no basta la popularidad de la Mandataria para permanecer en el poder: en 2010, pese a su alto respaldo en las encuestas, Bachelet -quien abandonó La Moneda con un 84% de evaluación positiva- no logró generar un liderazgo de continuidad y terminó entregando la banda presidencial a Sebastián Piñera.
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