Dice que recibió varios llamados para felicitarlo por su tercer lugar en la encuesta CEP, que le cuesta agradecer los saludos, que no sabe bien qué responder, porque no esperaba aparecer en la medición. En su estreno en el sondeo, el diputado Gabriel Boric alcanzó un 37% de evaluación positiva, siendo sólo superado por el senador Alejandro Guillier y el ex mandatario Sebastián Piñera. El ex presidente de la Fech está empeñado en sacar adelante un “nuevo espacio” -como lo define- junto a Revolución Democrática y otras fuerzas de izquierda que ayer tenía previsto su debut. En ese diálogo -sin embargo- cierra la puerta de ingreso a personeros que han anunciado su retiro de la Nueva Mayoría, como Sergio Aguiló y Alejandro Navarro; al ex abanderado Marco Enríquez-Ominami y, también, al senador Alejandro Guillier, quien comienza a sumar respaldos en la carrera presidencial.
Tan enfocado está en el proyecto que -incluso- condiciona su permanencia en el Parlamento al éxito de este referente en 2017. “No voy a ir a la reelección si es que esa alternativa nacional, a partir de espacios que estamos construyendo, no logra ganar”, anuncia.
Usted irrumpió en la CEP como el tercer político mejor evaluado. ¿Cómo interpreta esas cifras?
Me imagino que fue porque, más allá del mundo de la militancia, se entiende que Giorgio Jackson y yo representamos algo bastante parecido. Me imagino que en los pasillos del CEP les debe costar un poco diferenciar, pero ahora deben ir cachando también cuáles son los diferentes perfiles. Esto se da en un contexto de baja evaluación general, no creo que nadie pueda estar particularmente contento y, por lo tanto, antes de entrar en disquisiciones personales, vale bien hacer una evaluación de la crisis de la política tal como se ha concebido hasta ahora en Chile y eso se expresa también en los liderazgos individuales. Dicho esto, creo que yo y Giorgio Jackson estemos dentro de los mejor evaluados tiene que ver con que hay espacio para nuevas alternativas en Chile con autonomía de la Nueva Mayoría. Y eso en alguna medida lo representamos circunstancialmente nosotros, mañana podrán ser otros, pero no hay que marearse.
Dicen que lo difícil en las encuestas, más allá de marcar un buen resultado la primera vez, es mantenerse. ¿Tiene alguna expectativa en lo personal?
No tengo ninguna expectativa en lo personal en torno a las encuestas, porque nuestra prioridad está puesta en la construcción orgánica, en la construcción de una organización política que sea capaz de ser una alternativa política para Chile. Creo que la política no debiera ser un espacio para Quijotes o aventuras personales a lo Franco Parisi o lo que terminó siendo Marcel Claude. La historia nos ha enseñado a ir construyendo musculatura colectiva, estos porcentajes son efímeros.¿Le sorprende el posicionamiento del ex Presidente Sebastián Piñera?
Que Sebastián Piñera esté ahí tiene más que ver con el fracaso de este gobierno, y una suerte de efecto contraste con baja memoria, porque Piñera no es que signifique algo muy diferente, desde mi punto de vista al menos. Tras la encuesta CEP, el debate se centra en los políticos mejor evaluados, pero creo que eso no es lo importante. Estaba revisando la CEP en el sentido de la identificación política y me di cuenta de que en el 90 un 40% se identificaba con la DC. Hoy, si no me equivoco, un 18% se identifica con algún partido de los que existen. Hay claramente una decadencia en la representación de los partidos y un espacio que no ha sido tomado para que emerjan nuevas fuerzas, y en eso yo voy a insistir.
Ayer lanzaron el pacto municipal junto a humanistas, RD, la Izquierda Libertaria y el movimiento del ex comunista Cristián Cuevas. ¿Cuáles son las expectativas de ese espacio?
No lanzamos ni un frente ni una alianza. Es un encuentro para discutir en el largo plazo ideas, programas y convicciones. No queremos centrarlo en torno a Giorgio y a mí, ni tampoco en torno a las apuestas electorales de cada uno de los grupos que están. Más bien eso fue dar los primeros pasos. Sí ha habido conversaciones antes, pero son los primeros pasos más institucionales para ver si hay convergencia para la constitución de un nuevo actor político en Chile con autonomía de la Nueva Mayoría y con autonomía -por cierto- del empresariado.
Uno ve esa convocatoria y puede decir que faltan organizaciones de izquierda o abiertamente progresistas, como el PRO.
Uno de los requisitos intransables es la autonomía del empresariado y el PRO desgraciadamente dio cuenta que no tenía esa autonomía a partir del caso SQM y de los dineros extranjeros. Para nosotros es importante que lo que nazca, nazca sin los vínculos que terminan distorsionando los objetivos que una organización de izquierda, y más allá de la izquierda, puedan tener.
¿Caben entonces personeros como Sergio Aguiló o Alejandro Navarro -futuros ex Nueva Mayoría- en un esfuerzo por construir una alternativa de izquierda?
Tenemos que ser capaces de hacer una convocatoria que vaya más allá de los convencidos, pero que esté principalmente centrada en la construcción de un proyecto colectivo, que no tenga pretensiones individuales ni apuestas electorales predeterminadas. Aguiló entiendo que dijo que iba a seguir apoyando al gobierno de Bachelet; lo de Navarro es todavía más confuso, y mientras ellos no aclaren cuáles son las convicciones políticas que tienen a futuro, no cabe ninguna conversación en esa línea.
Se podría decir que pretenden aplicar una suerte de veto a dirigentes políticos de la ex Concertación que, a pesar de todo, podrían tener la genuina intención de ser parte de un esfuerzo distinto al de la Nueva Mayoría...
Nosotros no tenemos veto y tenemos claro que hay muchos militantes de base de la Nueva Mayoría con genuinas convicciones de transformación social a los que tenemos que ser capaces de convocar y construir en conjunto. Las bases del PS, las bases del PC son -sin duda- gente con la que tenemos que dialogar, pero mientras sus burocracias y sus dirigencias sigan empeñadas en defender este proyecto que ni siquiera alcanza para socialdemócrata, no nos vamos a encontrar en un espacio de alianza.
¿Hay disposición para acoger a personeros como Gonzalo Martner, Esteban Valenzuela, Jaime Mulet, que ya no son parte de la Nueva Mayoría, pero que sí lo fueron de su tronco histórico?
Esto no tiene que ver con una cuestión etaria, acá no se trata de que un joven sea virtuoso por ser joven, sino más bien por convicciones políticas profundas, y nosotros apostamos por levantar una alternativa socialista en Chile que convoque más allá de los convencidos de siempre. Eso lo vivimos muy patentemente en lo que fue nuestra campaña en Magallanes. En Magallanes logramos convocar a una generación que había luchado contra la dictadura en los 80, que había militado en partidos de la Nueva Mayoría y que se había ido desencantando progresivamente. Pero también convocamos a otra generación que jamás había participado en política. Mi jefe de campaña jamás había votado y tiene mi edad, y hubo mucha otra gente que no se había sentido convocada.
Llama la atención la reticencia que existe entre las fuerzas nuevas de izquierda a la figura de Marco Enríquez-Ominami. ¿A qué obedecen esos resquemores?
Es que, desgraciadamente, Marco Enríquez-Ominami y el PRO tuvieron un vínculo con el empresariado que para nosotros es inaceptable. No se trata de andar cerrando puertas por capricho. De hecho, el espacio de convergencia programática que empezamos a echar a andar tiene que ver también con dejar la mezquindad y el “identitarismo” que ha reinado en la izquierda por fuera de la Nueva Mayoría durante tanto tiempo. Ahí están fuerzas como la Izquierda Libertaria, Nueva Democracia, el Partido Humanista, Convergencia de Izquierdas, RD y el Movimiento Autonomista. Pero todos concordamos en que no puede haber ningún tipo de vínculo ni orgánico ni casual con el empresariado y, desgraciadamente, el PRO lo tuvo y no ha dado explicaciones satisfactorias de por qué se produjo.
¿Y cómo se resuelve el rol del PC? Es extraño no contar con los comunistas dentro de un frente amplio de izquierda que aspira a ser mayoría. Y parece que el PC no tiene mucho interés en ser parte de este esfuerzo.
Tengo un tremendo respeto histórico por el PC. Creo que el PC le ha dado mucho a la cultura de Chile, a la construcción de la identidad de Chile. Pero hoy día la apuesta del PC, de la Nueva Mayoría, no nos interpreta en absoluto. Y las declaraciones de, por ejemplo, el ministro Marcos Barraza, de insistir en la focalización desde el Ministerio de Desarrollo Social, insistir en algo como la AFP estatal, que es transformar el Estado en un privado, de seguir defendiendo una reforma educacional que los actores involucrados no la apoyan, es inconducente con lo que nosotros estamos tratando de construir. Ahora, con el PC evidentemente hay que tener diálogos a futuro, más aún si se profundizan las divisiones al interior de la Nueva Mayoría.
¿Son tan profundas las diferencias en la Nueva Mayoría como para que se concrete una fuga?
Creo que antes de preguntarnos si hay diferencias profundas me preguntaría primero si allí hay coincidencias profundas y si las hubo en algún momento. La figura de Michelle Bachelet que parecía como “impermeable” a cualquier tipo de crítica, a cualquier tipo de cuestionamiento, fue lo único que aglutinó a partidos tan disímiles como el PC y el PPD. La Nueva Mayoría es un proyecto muy incoherente, tuvo una verborrea muy altisonante, recuerdo a la entonces ministra del Trabajo Javiera Blanco decir que terminarían con el plan laboral de la dictadura, pero en la práctica eso no es así, no van más allá de morigeración de excesos del neoliberalismo. En pensiones eso se vuelve particularmente evidente cuando lo que proponen es dar continuidad al sistema de AFP en Chile y cuando lo que propone la gente es terminar con el modelo de AFP.
Ricardo Lagos ha comenzado a tender puentes con fuerzas de izquierda, como la reunión que sostuvo con Revolución Democrática. Usted, por esa cita, dijo que ellos tenían que “dejar de mirar para el lado”. ¿El Movimiento Autonomista no está disponible para conversar con Lagos? ¿Usted no está disponible?
No sólo Lagos, sino cualquier persona que responda políticamente al proyecto de la Nueva Mayoría a través de vínculos orgánicos u oportunistas no es alternativa para nosotros. Lagos representa quizá lo peor de esa cara, pero Alejandro Guillier, de quien uno puede tener una buena opinión personal, también es parte de lo mismo. Guillier es más de lo mismo. Entonces, cuando uno despersonaliza la cuestión uno se pregunta ¿con quién gobernaría alguien como Guillier? ¿Tú crees que gente como Daniel Farcas, Enrique Correa o, para no ponerlo tan burdo, el mismo Rodrigo Peñailillo, todo ese mundo, no estaría ahí? Sí estaría ahí, y con esa gente tenemos diferencias profundas, estructurales, y yo diría que irrenunciables.
¿Guillier le merece distancia? Su fortaleza radica precisamente en que tiene un perfil distinto a otros dirigentes de la Nueva Mayoría.
Guillier es una persona por la cual tengo respeto personal, pero es parte del proyecto de la Nueva Mayoría, está haciendo campaña con los candidatos de la Nueva Mayoría y la Nueva Mayoría es un proyecto político que fracasado o no, eso se verá más adelante, pero hay ideas detrás que no comparto. En el caso de las pensiones, para ponerlo en un tema contingente, es muy evidente. La AFP estatal para mí es seguir transformando al Estado en un privado, nosotros creemos en una administración estatal con un órgano autónomo del Estado que esté por fuera de los límites del mercado. Y, además, otro tema importante es que las bases sociales no pueden estar pensadas sólo en función del Estado. Tenemos que pensar en lógicas de poder popular autónomo. Porque nosotros podemos terminar siendo más de lo mismo, una eventual administración de municipios, un poco más progre, y eso no me interesa.
Usted ha hablado de que, más que un pegoteo de voluntades, hay que priorizar un programa. ¿Y si Ricardo Lagos acoge sus propuestas?
Cierro la puerta categórica a Lagos, y quiero ser muy claro en esto. Nuestra oportunidad de emergencia política y de constitución política es con autonomía de la Nueva Mayoría, si no, no va a ser. Es sumar y no ser sumados, y Ricardo Lagos hoy día representa un país que yo creo que ya quedó atrás, pero además representa ideas que son una actualización del neoliberalismo, como una suerte de reciclaje de la tercera vía de Tony Blair. A mí no me interpreta.
¿Usted no está disponible ni siquiera para conversar con él?
Si a mí Ricardo Lagos me llama a un foro público no tengo ningún problema en compartir con él, pero en una reunión privada, no. No le veo el sentido hoy.
¿Fue un error de RD reunirse en privado con Ricardo Lagos?
Diría que fue un mal timing, un mal momento, pero cada organización tiene la libertad de juntarse con quien quiera. Si se fija en las declaraciones de los dirigentes de RD días después de esa cita o las declaraciones del mismo Sebastián Depolo en el lanzamiento de su campaña municipal, esto no es un tema que sólo nosotros no más veamos con ojo crítico, en RD también generó ruido. Hay que ser generoso en que esto es un proceso de aprendizaje. En Magallanes decíamos “tenemos derecho a equivocarnos” en la etapa de campaña, porque no sabemos cómo se hace esto.