Gabriel Gaspar (PS) guarda en su carpeta una conocida fotografía de noviembre de 2010. Allí se ve al entonces Presidente Sebastián Piñera en el Palacio Pizarro de Lima, brindando y riendo con su par peruano Alan García. Los acompañan los cancilleres Alfredo Moreno y José García Belaunde. "Esa era la diplomacia del pisco sour", dice el hoy embajador especial para la demanda marítima boliviana y quien fuera uno de los más duros críticos de la estrategia de mantener el juicio con Perú en La Haya en un carril separado a los vínculos comerciales con ese país.
Usted fue un crítico de primera hora a la estrategia de las "cuerdas separadas" que propuso Perú y adoptó el gobierno de Piñera. ¿Cuál era su cuestionamiento?
La crítica principal es que hubo un error de diagnóstico. Porque pasamos de calificar la demanda como una acción inamistosa a un nuevo relato: que vivíamos el mejor momento de la relación bilateral. Cuando uno preguntaba cuál era la base para sostener esa afirmación, se mencionaba el incremento del comercio, de las inversiones recíprocas, del turismo. Y entonces lo que en aquella época señalé y sostengo es que se confundió el interés del mercado con los intereses del Estado. Qué bueno que las empresas comercien y negocien, pero al final el interés de las empresas es privado y el interés del Estado es de todos los chilenos.
¿A su juicio, qué se hizo mal?
Hasta la fecha, yo no me explico la condecoración a Alan García. Estaban desconociendo un tratado vigente y entre estados, pero pasamos a los brindis y a las condecoraciones. Hubo un cambio en la estrategia y hay que evaluar si fue positivo o negativo para el país.
¿Se enviaba una imagen contradictoria hacia afuera?
Obvio, a tal punto que muchos dicen que alentó a Bolivia a presentarnos una demanda, porque los bolivianos decían 'los chilenos no se molestan porque los demanden', 'mira cómo están con los peruanos a besitos'. Entonces se cruzó una línea.
¿Quién decidió dar este giro en las relaciones con Perú?
En una entrevista a La Tercera en enero de 2014, Alberto van Klaveren (agente de Chile ante La Haya en la demanda de Perú) dijo que el gobierno de Piñera nunca le preguntó a la agencia su opinión sobre el giro que pretendía dar a la relación con Perú. Si bien hubo una continuidad en la defensa jurídica, hubo un cambio en la estrategia político-diplomática.
¿Cómo leer esa estrategia que se tomó en su minuto considerando los nuevos antecedentes que se conocen respecto de las inversiones que Sebastián Piñera tenía en Perú? Bancard compró acciones en una pesquera de ese país.
Yo critico políticas, no personas. Creo que no corresponde opinar. Los temas de transparencia o conflictos de interés no forman parte de la política exterior. Hay instancias que van a definir eso. Lo verificarán instancias del Estado como una comisión del Congreso y una querella judicial, nosotros no podemos adelantarnos a opinar.
¿Pero queda claro la importancia de transparentar las inversiones?
En todo, la transparencia es buena. A mí lo que más me preocupa es la construcción de una política exterior que sea lo más sólida, lo más coherente, lo más trasversal, y que defienda con idoneidad los intereses nacionales.
En 2012 usted publicó una columna que decía que hay que recuperar la diplomacia y la estrategia y "no pensar que con buenos negocios se arregla todo".
Las relaciones entre estados tienen que basarse en el realismo, no caer en la ilusión, en el idealismo de pensar que el mercado lo arregla todo. El mercado no lo arregla todo, ni en relaciones internacionales, ni en la distribución del ingreso.
¿Cree que ese fue un error del ex Presidente Piñera y de su canciller Alfredo Moreno?
El tema fue el paradigma que se usó. Pensar en términos de mercado. Ahora, no estaba todo el gobierno anterior en esa política. Hubo importantes autoridades que fueron críticas de las cuerdas paralelas, como el ex ministro de Defensa Andrés Allamand.
¿Que lección se sacó de la demanda de Perú?
Algunos dijeron ganamos porque nos quedamos con la mejor pesca. No estaba en juego la pesca, sino que había un elemento fundamental que era de soberanía. Ahora hay una necesidad pendiente de reflexionar, evaluar nuestro desempeño, precisamente para extraer lecciones y construir una estrategia a futuro.